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Manuel García Monge: "Espero que a través del pregón y de mis vivencias todos puedan conocer el Rocío"

Manuel García Monge, 'Carri', se encontrará este domingo, día 30 de abril, ante la responsabilidad de pregonar la Romería de la Hermandad del Rocío de Dos Hermanas 2017. Y aunque confiesa que horas antes de ese momento se encuentra nervioso, sobre todo por la responsabilidad que conlleva, sabe que ha entregado toda su alma en el mismo para que quienes lo escuchen puedan conocer cómo es la Romería.



'Carri', como casi todos en Dos Hermanas saben, es el sobrenombre que le viene por el bar 'El Carrillo', que su familia ostenta desde hace años en la calle Alcalde Tierno Galván, en pleno centro de la ciudad. De 43 años, casado con Ana María Sánchez Torralba, con la que tiene dos hijas, Ana, de 11 años, y Elena de 8, además de su dedicación al negocio familiar se entrega, desde pequeño, a su pasión por la música, integrando, junto con Pablo Oñós -quien también ha sido pregonero del Rocío nazareno-, el conocido dúo 'Ala ancha'.

- ¿Cómo está viviendo las últimas horas antes de pronunciar el pregón?

- Bien y muy ilusionado, aunque no creía que fuera a estar tan nervioso. Bueno, no son nervios por el pregón en sí, sino por lo que conlleva, por el sentimiento que guardo y porque tengo muchas ganas de pronunciarlo y de que todo el mundo sea capaz de entenderme..., de hecho escribí un primer pregón, que luego cambié casi entero.

- ¿Sí?

- Es que políticamente era muy correcto, pero yo lo veía algo difícil. Entonces, me dije que eso no era mío, y lo quité porque yo quiero que todo el mundo, del primero al último, sea capaz de entender qué es para mí el Rocío. Y lo cambié. Claro, mi mujer me dijo: ¡Pero estás loco!, ¿qué has hecho?

- ¿Esto ocurrió hace mucho tiempo?

- El pregón lo he terminado completamente hace una semana, pero ese cambio radical ocurrió hace un par de meses.

- ¿Eso quiere decir que el proceso de escritura ha sido un poco complicado?

- Ha sido complicado pero, sobre todo, por el trabajodiario, por unas obras que hemos hecho en el patio del bar, por los compromisos que se van adquiriendo..., pero en realidad escribir el pregón no ha sido algo complicado para mí, porque yo tenía claro desde primera hora qué quería decir. El problema fue que cuando ya lo estaba acabando, me di cuenta de que no era lo que yo quería, y lo tuve que cambiar.

- Es de imaginar que en el pregón se habrán recogido muchas vivencias.

- Claro, porque yo no pretendo que nadie entienda otra cosa, y porque tengo claro que a través de mis vivencias todo el mundo podrá conocer el Rocío.

- ¿Cuándo empezaron esas vivencias?

- Yo hago el camino desde hace 32 años..., recuerdo que el primero fui con Pepe, un amigo de mi padre, cuando ya estaba en el Coro de la Hermandad, y la verdad es que tenía muchas ganas de ir. Como se ve, toda mi vida ha ido siempre de la mano del cante.

- ¿Fue la música lo que le hizo conocer el Rocío?

- Yo era de la Hermandad porque mi padre siempre ha pertenecido a ella, lo que ocurre es que con el tema de la música me adelanté un poco porque siempre me ha gustado cantar. Es algo que llevo siempre conmigo. Pero es que tengo además a una hija, Ana, que es igual que yo y que está todo el día cantando.

- ¿Cómo llegó al Coro del Rocío?

- Porque conocía a mucha gente de la Hermandad. En el bar, además, paraban siempre muchos de los miembros de la Junta de Gobierno, y un día se los comenté, de forma que me invitaron a un ensayo y a partir de ahí surgió todo.

- ¿Recuerda cómo fue el primer camino?

- Perfectamente. Y lo cuento además en el pregón porque lo recuerdo como si hubiera sido ayer. Eso son cosas que no se olvidan nunca.

- ¿Desde entonces no ha faltado nunca?


- Sólo dos años no he podido ir. Uno porque, por desgracia, se mató un primo mío en un accidente, y otro porque operamos a mi hija mayor, de un problema de corazón, coincidiendo con un Lunes de Pentecostés.

- Es de imaginar, por tanto, que cuando le comunicaron que fuera pregonero, le supuso una gran satisfacción.

- Todos los que me conocen saben que mi mayor devoción es la Virgen del Rocío, y, claro, que de pronto te digan que vas a pregonarla..., es lo más, aunque nunca me lo había llegado a imaginar. Yo comento con mis amigos que he soñado con ser hermano mayor, alcalde de carreta, boyero..., pero nunca con ser pregonero. Por tanto, cuando me lo dijeron no sabía si reír, si llorar, si cantar..., me puse de pie, me di cuenta de que me faltaba el aire... La verdad es que fue un cúmulo de sentimientos..., y por eso estoy tan agobiado con el pregón, porque tengo tantos sentimientos que a ver si los suelto ya y me quedo tranquilo.

- Dentro de todas las celebraciones en torno al Rocío, ¿cuál es la que más desea volver a vivir cada año?

- A mí el camino me encanta, y no conozco a nadie que no le guste, pero la verdad es que me quedo siempre con el lunes, porque si la procesión de la Virgen no te gusta, entonces apaga y vámonos. Todas estas cosas las comento además en el pregón porque al fin y al cabo son mis vivencias. Aunque también es verdad que este año tengo especialmente tantas ganas de Rocío, que me da miedo, porque cuando se suelen tener tantas ganas de algo, luego suele resultar de otra manera. Pero que sea lo que Dios quiera. La Virgen nos ayudará.

- Es de esperar que esto no ocurra.

- Yo espero que no, porque además tenemos montada este año una reunión enorme, de la que formamos parte casi cuarenta personas, que es lo que me hace ver que con la ayuda de todos va a salir genial.

- ¿Y el pregón como espera que salga?

- Seguro que justo antes de empezar voy a estar algo nervioso, pero también sé que nada más que lea la primera poesía, que es así como empiezo, se quedará ya todo atrás. Me pasa como con la música, porque pese a que llevo 22 años cantando, siempre me pongo nervioso antes de empezar. No puedo evitarlo.

- ¿Suele escribir poesía?

- No, eso lo hace Pablo Oñós, mi compañero en 'Ala ancha', aunque cuando se ha enterado de que he compuesto alguna poesía, me ha dicho que por qué no escribía de vez en cuando alguna letra de sevillana. Pero yo no me veo con esas cosas. Prefiero que él las escriba y yo las cante.

- En cualquier caso, ¿será un pregón musical?

- Claro, porque es mi vida y si no lo hago así es que no seré yo.

- ¿Y habrá guitarra?

- Por supuesto. Y un tamboril..., y otras sorpresas. Por ejemplo, a la gente le voy a regalar un detalle cuando entre en la iglesia, que luego voy a utilizar para que la gente sea capaz de introducirse en el camino.

- O sea, que el domingo va a hacer el camino con los que acudan a escucharle.

- Eso es. De hecho, en mi pregón el comienzo es el camino de ida, y luego, tras el Lunes de Pentecostés, el de vuelta, que lo acorto más porque si no me iría a un pregón demasiado largo. El otro día le decía a un amigo que ya que el pregón iba a ser malo, que mejor que fuera corto. Y él se reía y luego me decía que seguro que malo no iba a ser. A mí no me gustan los pregones largos, ya que tiene que ser muy bueno para que el público permanezca atento durante 45 minutos, y yo pretendo que desde que me suba al atril y hasta que me baje, la gente esté pendiente de lo que diga.

- ¿Por qué eligió a Juan Antonio Marín Franco como presentador?

- Eso es algo que explico también en el pregón, pero que no me importa adelantar. Cuando se operó mi hija Ana del corazón, que fue un lunes del Rocío, Juan Antonio, que es muy buen amigo mío, se vino de allí para estar conmigo. Y en deferencia a ese detalle, a cómo me demostró que realmente es un amigo, pensé que tenía que ser él mi presentador. Lo que pasa es que cuando se lo comenté a él, se asustó, me llamó al otro día para decirme alguna que otra palabrota... Pero la verdad es que lo aceptó luego muy bien, porque, por encima de todo, es muy buena persona.

FRANCISCO GIL / REDACCIÓN
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