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Fallece una vecina de Dos Hermanas en una isla de Indonesia cuando hacía submarinismo

Ana María Gata González, de 40 años de edad y vecina de Dos Hermanas, falleció el pasado 20 de agosto cuando practicaba submarinismo en aguas de la Isla de Flores, una de las más de 17.000 que integran el archipiélago de Indonesia y que se encuentra a unos 800 kilómetros de Bali. La familia espera que esta misma semana su cuerpo pueda ser ya repatriado hasta España.

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"Ana ha muerto haciendo lo que quería". Así la recuerdan sus familiares, que se encuentran consternados desde que conocieron el fallecimiento de Ana Gata, y que desde el pasado 20 de agosto, día en el que ocurrió el fatal desenlace, y hasta hoy no han parado de trabajar para procurar que la repatriación de su cuerpo se produjera lo antes posible.

Ana Gata, que era propietaria de una óptica situada en la Avenida de España y que recibe el nombre de 'Ojos de Gata', decidió este verano realizar uno de esos viajes a la que era tan aficionada y que, en todos los casos, se salían de las típicas rutas del turismo comercial. "A ella lo que le gustaba por encima de todo era la aventura, y siempre buscaba para pasar sus vacaciones uno de esos lugares perdidos que hay por el mundo", ha comentado a este Diario Digital su hermano Víctor.

En esta ocasión, Ana optó por irse todo el mes de agosto a Bali, donde residen unos amigos suyos, con la intención de recorrer la zona y practicar una de las actividades más atractivas que allí se pueden dar, como es el submarinismo.

El pasado 20 de agosto partió desde la Isla de Flores a bordo de un barco, junto con sus amigos, para practicar esta especialidad, al igual que había hecho el día anterior, y cuando salió a la superficie dijo encontrarse mal, falleciendo poco después como consecuencia de un neumotórax.

El hecho de que la muerte de Ana Gata se produjera en un lugar tan remoto (a unos 800 kilómetros de Bali, una de las islas más importantes, especialmente desde el punto de vista turístico, de Indonesia), es lo que ha provocado que los trámites para la repatriación se estén prolongando más de lo previsto.

Éste ha sido el motivo de que hasta el pasado sábado, día 23 de agosto, el cuerpo de Ana Gata no pudiera ser llevado hasta Bali, donde ha permanecido el fin de semana para que ya a partir de este mismo lunes se pudieran concluir todos los trámites oficiales para la repatriación, que podría tener lugar a lo largo de esta misma semana, y en la que trabaja de forma activa la embajada de España en Yakarta. Asimismo, el Ayuntamiento de Dos Hermanas se ha puesto en contacto con la familia desde el mismo instante en el que se conoció el suceso y ha realizado diversas gestiones en este mismo sentido.

Una familia muy conocida en Dos Hermanas

Eso sí, sus familiares han mostrado también su agradecimiento el trabajo y dedicación realizado en todo momento por el grupo de amigos que se encontraban con ella y a la propia compañía de seguros. "El problema fundamental es que Ana estaba en la Isla de Flores, que es la penúltima del archipiélago (la última es Timor), de forma que si le hubiera pasado en Bali, pues ya estaría con nosotros", ha manifestado su hermano Víctor.

Ana Gata, que cumplió 40 años el pasado mes de mayo, era óptica, en una profesión que comenzó ejerciendo en Madrid y Sevilla para una cadena de ópticas, hasta que en el año 2003 decidió independizarse y abrir su propio establecimiento, que situó en la Avenida de España con el nombre de 'Ojos de Gata'. Y, desde siempre, "debido a su espíritu libre", dijo su hermano, ha gustado de realizar deportes y actividades de riesgo, como la escalada, el paracaidismo o el submarinismo.

Ana es además una persona muy conocida en Dos Hermanas, no sólo por el ejercicio de su propia profesión y por su carácter extrovertido, sino por su familia, que reside en el centro de la ciudad. Su padre, Domingo Gata, fue mecánico industrial hasta su jubilación en la empresa Vicasa, y su madre, Josefa González, fallecida en el año 2008, fue maestra de Primaria y directora de los colegios Vicente Aleixandre y Jesús del Gran Poder, en Dos Hermanas.

"Ana era muy fuerte. Era de espíritu libre, no le daba miedo de nada y en muchas ocasiones me dijo que prefería morirse en un avión o haciendo submarinismo que hacerlo de una enfermedad", asegura Víctor Gata que le dijo textualmente "en más de una ocasión" su hermana.

FRANCISCO GIL CHAPARRO / REDACCIÓN
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