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Un extremo esfuerzo que puede salvar vidas

Ivana Benítez y Antonio Jurado llegaron exhaustos al Lago de la Vida. Lo hicieron con casi tres horas de retraso con respecto a sus previsiones. Pero es que el calor hizo más mella de la cuenta, y el tremendo esfuerzo de completar un Ironman les obligó a tomarse algunos tramos de la prueba con más tranquilidad de la que deseaban. Pero, con retraso y todo, la completaron, en un gesto casi heroico que puede salvar vidas.

Reportaje gráfico: Diego Escobedo.

Cuando los triatletas nazarenos Ivana Benítez y Antonio Jurado se plantearon realizar un Ironman (3,8 kilómetros a nado, 180 kilómetros en bicicleta y 42 kilómetros corriendo), su única intención fue concienciar al mayor número de personas posibles para que se hicieran donantes de médula. Y con ese reto comenzaron a prepararse. Finalmente, la fecha elegida fue el pasado 2 de septiembre, y toda la prueba se diseñó para que tanto ellos como los compañeros y amigos que les ayudaron, pudieran transmitir a todos su mensaje a través de #RetoMasVida.

Pero, claro, había que completar el Ironman, algo que está al alcance de muy pocos, y a ello se dispusieron estos dos 'locos' del deporte desde primeras horas de la mañana del sábado, momentos que, hasta que llegaron a Dos Hermanas, ha recogido Antonio Jurado en su propio blog bajo el título 'Algunas veces, la palabra 'Gracias' se queda corta...'

Se trata de una crónica, escrita en primera persona, que resulta tremendamente vivaz. Como él mismo adelanta, es un poco larga -"casi tanto como las 15:42:10 que duró el #RetoMasVida"-, pero confiesa que fueron tal cúmulo de sentimientos y de emociones, y tantas las gracias que debían dar, que no pudo hacerlo de otra manera.



Así, Antonio Jurado cuenta en su blog que después de un desayuno importante, su compañera de aventura, Ivana, la recogió en su coche para dirigirse hacia Las Graveras, en La Rinconada, donde fueron recibidos por Diego Escobedo, el fotógrafo que colaboró con ellos en la organización de este Ironman, y por Germán, uno de los socios del Vivo Training Garden Las Graveras, entre otros amigos y voluntarios, y "sin tiempo a nada más" y tras "un emotivo abrazo con Ivana", se tiraron al agua a las ocho en punto de la mañana para completar siete vueltas a un circuito que se encontraba señalizado.

"Desde el primer momento compruebo que el hombro izquierdo de Ivana no va bien. Una lesión crónica le impide moverse con fluidez y se nota su esfuerzo en cada brazada. Sin embargo, la cara de determinación que muestra no me hace albergar la más mínima duda de que terminará. Seis primeras vueltas junto a Germán, Manuel y Sergio, a un ritmo muy cómodo que me permite disfrutar como nunca de este segmento.... La última vuelta la realizo junto a Ivana en paralelo, siendo conscientes de que el primer segmento se acaba y estamos un poquitín más cerca de nuestro objetivo final. Nada más salir nos encontramos a Vane, que realizaría con nosotros todo el segmento de bici".



Tras la transición para quitarse el neopreno y colocarse las prendas correspondientes, Ivana y Antonio comenzaron el tramo en bici, nada más y nada menos de 180 kilómetros, que les llevaron por localidades como La Rinconada, San José, Brenes, Carmona, Arahal, Morón de la Frontera o el Viso del Alcor, para finalizar en el Estadio Olímpico de Sevilla.

"Comenzamos a pasar pueblos, recibiendo aplausos de nuestros voluntarios estratégicamente situados para difundir información sobre la donación de médula. En Los Jinetes se nos unen otros dos gregarios de lujo, Manuel (Madriles) y Agus, de los Informales de Alconchel, mucho más que un equipo ciclista. Julio (hermano de Manuel) se une en moto, y convierte una prueba no oficial en un evento de categoría similar a cualquiera de las tres grandes vueltas. Cualquier profesional hubiese envidiado su atención".

Durante su recorrido, Antonio cuenta cómo gracias a Nandi, la persona que diseñó el recorrido en bici, pasaron por "carreteras totalmente desconocidas para mí y por parajes de auténtico ensueño", casi siempre acompañados por un total de diez ciclistas, entre los que se encontraban sus amigos Luis Cruz e Iván Cadierno.

"A pesar de que el viento frontal y el calor no ayudan, disfruto como nunca de este sector que suele ser mi talón de Aquiles... Carreteras tranquilas, con poco tráfico, con buen asfalto y paisajes muy agradables de contemplar. En El Viso del Alcor (kilómetro 120) tenemos parada obligada. Un espectacular avituallamiento por parte de los Informales de Alconchel refuerza nuestra teoría de que son mucho más que un equipo... Aprovechamos la ocasión para refrescarnos y estirar un poco antes de reemprender la marcha", cuenta antes de confesar la emoción que sintió cuando vio entre los allí presentes a su familia, con su esposa María y y uno de sus dos hijos, Daniela. "La felicidad se dispara hasta el infinito. Lo último que esperaba hoy era encontrarme con mi familia en el recorrido. Fotos, abrazos y besos (a pesar del sudor) y volvemos al lío".

"Ivana me comenta que he estado pedaleando varios kilómetros a 35 km/hora, algo que pensaba que no era capaz de hacer. Mientras vamos recorriendo kilómetros en dirección a Sevilla, se van quedando algunos miembros de este pelotón mágico. Los últimos en hacerlo son Manuel, Sergio, Vane y Nandi, en Las Graveras, mientras Iván nos acompañará hasta el final de este sector. A lo largo de estos 180 kilómetros, Diego y Capi nos han ido aguardando en innumerables puntos del camino, avituallando y convirtiendo esos inolvidables momentos en fotografías y vídeos rebosantes de corazón".



Al Estadio Olímpico llegaron cerca de las seis de la tarde, donde les esperaban, entre otros, el equipo de voluntarios que a lomos de sus bicis de montaña se convirtieron en "nuestros auténticos ángeles de la guarda durante el tramo a pie. Manuel, Arturo, Fran y Conchi se convierten en piezas imprescindibles para completar el puzle del reto en sus horas más duras. Realizamos una transición lenta, hidratándonos a tope porque el calor a estas horas es brutal".

Y comenzaron a trotar. "Desde los primeros momentos nos dimos cuenta de que no iba a ser fácil. Un calor y una humedad que no esperábamos nos dificulta avanzar a buen ritmo. A pesar de que Ivana pasa dificultades, porque no puede respirar bien, no me queda ninguna duda de que va a terminar. Cambia el trote por un caminar tan rápido que me cuesta trabajo seguir. Pierdo la cuenta de las veces que pedimos líquido a los voluntarios, que nos atienden de forma exquisita".

Este segmento del Ironman, la de la maratón, se convirtió, sin esperarlo, en el más duro de todos, ya que al calor y la humedad reinante se unió el hecho de tener que cambiar varias veces de recorrido debido a que algunas calles o carreteras se encontraron cortadas, inconvenientes que trataron de superar devorando "sandía fresquita" e incluso dándose alguna que otra ducha "para bajar la temperatura corporal".

Todos estos inconvenientes hicieron que a las nueve de la noche, cuando en un principio pensaban que podrían estar ya cerca de la zona de Entrenúcleos (espacio situado entre Montequinto y Dos Hermanas), Ivana y Antonio se encontraran aún en la zona del Polígono de la Isla, por lo que comenzaron a preocuparse por la gente que sabían que les esperarían en la meta.

"Especialmente lo sentimos por Cristian, de 'Carros de Fuego', y sus papás Ana y Feli, que hace ya bastante tiempo que nos esperan allí". Con la intención de seguir la marcha por las zonas más seguras posibles, ya que la noche ya se había echado encima, transitaron por un carril paralelo a la vía del tren, junto a la carretera vieja a Bellavista, momento en el que Diego y Capi les avisaron de que varios integrantes del Club Orippo les esperaban a la entrada del pueblo para acompañarles en los últimos kilómetros.

"Nada más comenzar a correr por la Avenida Adolfo Suárez, recibimos el calor de la gente. Coches que pitan, una legión de atletas del Orippo, amigos, conocidos… nos hacen olvidar el cansancio acumulado. Algo menos de ocho kilómetros nos separan de nuestro sueño. En la glorieta de la Dehesa de Doña María nos encontramos con mi familia (otra vez María, mis primos Ade, Ana, Frank, José Mari, Carmen y esta vez Pablo en lugar de Daniela), con más amigos y más gente del Orippo..., que se unen al grupo para acompañarnos en la carrera".



Fue entonces el momento de preparar las camisetas de la Fundación Andrés Olivares - entidad malagueña que se dedica a aportar apoyo integral a los niños con cáncer, así como a sus padres y familiares-, y recorrer unos últimos kilómetros que realizan entre los aplausos de muchas personas.

"Desde la glorieta del Hipódromo bajamos en dirección a la meta con una extraña sensación de alegría y tristeza, conscientes de que esto se acaba… En los últimos metros nos colocamos las camisetas de la Fundación y extendimos su bandera, mientras el pasillo de espectadores nos aplaude poniendo la guinda al pastel de este día tan cargado de emociones. Cruzada la línea de meta, llega el momento de los abrazos (espectacular el primero junto a Ivana y Diego), las felicitaciones, las fotos… Como fin de fiesta, leemos un manifiesto sobre la donación de médula, agradeciendo a todos los que han hecho posible este sueño. Como decía antes, el #RetoMasVida no finaliza aquí. Ahora es cuando comienza. La experiencia ha sido tan positiva que lo mismo habría que plantearse futuras ediciones, limando fallos. Lo que es seguro es que esta no la olvidaremos. Como dice el título de esta publicación, gracias es una palabra que se nos queda corta para expresar todo lo que sentimos. Pero, de todas formas, gracias de todo corazón. #DonaMédula #DonaVida".

F. G. / REDACCIÓN
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