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Montemayor clausura "con éxito" la tercera edición de 'Paxera', la feria dedicada al vino dulce Pedro Ximénez

Un concierto del grupo montillano Rockabanda sirvió al mediodía de ayer para clausurar "con éxito" la tercera edición de Paxera, una feria multisectorial que el Ayuntamiento de Montemayor, en colaboración con la Diputación de Córdoba y la Junta de Andalucía, ha dedicado al vino dulce Pedro Ximénez, "santo y seña" de la Denominación de Origen Protegida (DOP) Montilla-Moriles.





La muestra, que como destacó el alcalde de Montemayor, Antonio García, "nació en 2017 con el objetivo de dar a conocer el proceso de elaboración del vino dulce Pedro Ximénez y de poner en valor la pasera más grande de Europa", vivió ayer su jornada más festiva con un programa de actos que arrancó a las 11.00 de la mañana con un desayuno molinero y con el programa El vino en la historia de Montemayor, una visita teatralizada dirigida por Paqui Jiménez Cobos, directora del Museo Arqueológico de Ulia.

Junto a varias catas y talleres dirigidos a los más pequeños, la organización promovió al mediodía de ayer la Paxera Experience 2019, una ruta en bicicleta por las viñas y por la pasera que cada año instala Bodegas San Acacio cerca del casco urbano y que este año ha alcanzado cifras de récord.

Con todo, entre las actividades más relevantes de esta tercera edición de Paxera destacó la cata dirigida por Isabel Calvache, técnica especialista y formadora de vinos y vinagres de Montilla-Moriles, bajo el título de Alquimistas de la pasa. Otra de las novedades de esta tercera edición de la Feria del Vino Dulce fue la puesta en marcha de su página web, un espacio virtual que permite conocer el proceso artesanal que da lugar al PX más allá de la duración de la feria.

Un trabajo ancestral en torno al vino

La elaboración del vino dulce Pedro Ximénez es un trabajo ancestral que comienza con la exposición de los racimos de uva al sol durante algo más de una semana, con el objetivo de procurar la deshidratación de los frutos y la concentración de sus azúcares.





Por lo general, las uvas que se destinan a la elaboración de vinos dulces proceden de viñedos tradicionales, de cepas de porte bajo que, al contar con una producción menor, garantizan una mayor graduación Baumé. Pero el proceso de pasificación de las uvas requiere, esencialmente, calor y falta de humedad.

No en vano, un exceso de agua complica el proceso de crianza del vino, haciendo la fermentación más compleja. A su vez, como han constatado varios estudios académicos, el trabajo en las paseras es uno de los más duros de los que se llevan a cabo en el ámbito agrícola.

J.P. BELLIDO / REDACCIÓN
REPORTAJE GRÁFICO: JOSÉ ANTONIO AGUILAR


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