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FENACO



22 ago 2015

  • 22.8.15
CONVERSACIONES NAZARENAS. Rafa López es un joven pintor que acumula ya varios premios nacionales y cuya obra forma parte de algunas colecciones privadas. Pese a ello, es consciente de que su profesión requiere el cien por cien de su atención para tratar de seguir trazando un camino que comenzó prácticamente desde que era niño. Y ante ese gran mundo lucha mostrando una pintura muy personal.

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Rafael López García nació en Sevilla hace 32 años y se crió en Dos Hermanas, ciudad en la que sigue residiendo. Es licenciado en Bellas Artes por la Universidad de Sevilla, máster en técnicas profesionales de la ilustración y ganador de diversos primeros premios nacionales, como el XXXVI Premio Bancaja de Pintura o, el más reciente, el X Certamen Nacional de Pintura 'El Primero 2015', que convoca Bodegas Fariña en la región de Toro (Zamora).

- ¿Cómo y cuando surge tu inquietud por la pintura?

- Desde pequeño, cuando ni siquiera yo era consciente de que, según me contaron luego mis padres, me pasaba las horas delante de un papel y con lápices de colores. Es más, con 4 años me regalaron un maletín con pintura y con pinceles, y, a partir de ahí, y hasta hoy, no lo he dejado nunca.

- ¿Qué cosas dibujabas cuando eras pequeño?

- Pues prácticamente lo que tenía delante. Siempre he pintado lo que más o menos me llamaba la atención, sobre todo animales, paisajes...

- ¿Y tratabas de reproducirlos o le añadías ya algún toque personal?

- Yo no recuerdo aquellos primeros dibujos, pero es verdad que con 5 años mis padres, que vieron que estaba todo el día pintando, me apuntaron a unas clases de pintura en una academia con una profesora licenciada en Bellas Artes. Fue cuando ya comencé a tocar el óleo y la acuarela.

- ¿Recuerdas la primera obra que tú dijiste: esto me gusta?

- Siempre, desde pequeño, cada cosa que he cogido he intentado que fuera lo mejor. De hecho, durante el Bachillerato, en las clases de dibujo y durante la carrera, siempre me han dado coraje los ejercicios que se debían hacer de forma rápida, porque no podía dedicarle todo el tiempo que yo quisiera. Por ejemplo, en las clases de dibujo de la Facultad lo que hacía era salir un poco del paso, porque no me daba tiempo a experimentar todo lo que yo quería.

- Eres, por tanto, un artista de largo recorrido.

- Sí. Siempre me gusta llevarme el tiempo necesario que necesite cada obra.

- ¿En qué lugar te concentras para pensar y para trabajar?

- Yo, más que pensar, lo que hago es tener siempre la mente un poco abierta para coger ideas de cualquier lugar y en cualquier momento. Por ejemplo, me encanta encontrarme cosas en cualquier parte, en la calle, viajando, y cuando encuentro una idea, pues la apunto. Luego, la plasmo un papel, empiezo ya en el estudio con un boceto y de ahí voy sacando otras ideas.

- Comentabas que en la Facultad muchos de los trabajos los debías hacer por obligación, pero una vez que saliste de ella, ¿hacia dónde dirigiste tu idea como artista?

- En la Facultad fue todo un poco contradictorio, porque en los primeros años la enseñanza era demasiado clásica con respecto a otras facultades españolas. Mi experiencia en ese momento era el de una formación demasiado académica, aunque a partir de 4º y 5º ya comenzaron a dejarnos más libertad y cuando nos dejaban investigar. Y así fue como comencé a buscar un camino. Es más, la obra que yo hago ahora viene de esa etapa, aunque a ella le ha seguido una evolución.

- ¿Y cómo encontraste ese camino?

- Yo siempre, durante la carrera, he tenido miedo porque todos hablaban de las pocas salidas que teníamos, incluso las inquietudes de muchos de mis compañeros era la de prepararse para ser profesores, algo que me parece un poco contradictorio si se trata de una carrera como es Bellas Artes.

- Pero esta mentalidad se puede deber a que muchos pensarán que vivir del arte es muy complicado.

- Sí lo es, y yo lo estoy notando, porque así como hay años buenos, otros, como pasó el año pasado, lo pasas mal porque te das cuenta de que no surge ninguna oportunidad. Pero, bueno, a día de hoy te puedo decir que no conozco a ningún compañero de mi promoción que sea profesor de Bellas Artes. Y los tres o cuatro amigos que teníamos las ideas claras y queríamos dedicarnos a la pintura, pues somos lo que realmente lo estamos haciendo. Hoy mismo me he encontrado en un Burger King de Dos Hermanas a un compañero de clase que está allí trabajando, y mientras me ponía la hamburguesa me comentaba lo mal que estaba la cosa.

- A pesar de ello, consideras que te sientes artista y que te vas a mantener en ese empeño.

- Yo quiero seguir, y hasta que pueda aguantar. De momento no puedo decir nada, porque entre mis compañeros hemos tenido también nuestras peloteras en el sentido de que lo que buscan al final muchos es ser profesor por la mañana y por la tarde dedicarte a crear, cuando yo pienso que a la creación hay que dedicarle al cien por cien de tu tiempo, para que pueda salir un trabajo adecuado.

- Imagino que una de las vías para empezar a darte a conocer han sido los premios o concursos, como los que tú has ganado ya. ¿Es eso así?

- En un principio creía que era así, pero a día de hoy me doy cuenta de que los premios están ahí, de acuerdo, pero tampoco te acaban dando el empuje que esperas, porque yo aún sigo buscando alguna galería importante que me pueda mover mi obra. Pero, bueno, es que todo está mal. Las galerías también están pasando por un momento muy complicado, porque así como siempre han contado con muchas ayudas del Estado, ahora reciben menos, además de que se está vendiendo también menos. En Sevilla, por ejemplo, han cerrado la gran mayoría de las galerías. Yo he expuesto ya en algunas, pero por lo que sea no he podido tener continuidad. Además, hay una parte muy importante es este mundo, y que yo es la que llevo peor, que es la de darme a conocer, algo que es tan importante como crear. Pero resulta que yo no sirvo para eso de dar la coña.

- A todo lo que se añade que la crisis está afectado mucho al mundo de las artes plásticas.

- Tanto los estamentos como los particulares, lo primero que han hecho es recortar en la adquisición de obras arte. Aunque es lo que yo digo: la gente se gasta sin problemas 3.000 euros en un sofá, pero no dan ni cien euros por una obra. En cierto modo, prefieren comprar una foto o una lámina en Ikea y ponerla en el salón de casa. De todas maneras, tampoco está acostumbrada la gente a valorar y a saber comprar obras de arte. A lo que se añade que hoy todo el mundo pinta, y lo que hacen luego lo regalan... A mí me pasa que me piden personas que conozco que a ver si les regalo una pintura, y yo les contesto a todos que éste es mi trabajo y que tengo que vivir de él.

- ¿Cómo podrías definir tu obra actual?

- En estos momentos trabajo en varias líneas, porque me gusta investigar sobre lo que hago y de todo ello van surgiendo nuevas corrientes. Lo que hago actualmente es partir de un dibujo previo, que normalmente es un paisaje, un espacio o un bodegón, con bocetos que voy creando directamente sobre el lienzo. Luego, con un rotulador negro voy componiendo una serie de elementos, que en muchos casos son reconocibles pero que otros no, y ya finalmente empiezo con la pintura y el color, que es lo que parte que más me gusta. Se trata de un juego creativo, en el que casi siempre intento que se intuya algo.

- Pese a la situación que vive el arte, ¿tú sigues convencido de que vas a tirar para adelante?

- Esa es la idea que tengo. Lo he hablado además con mi mujer y creo que no debo abandonar. Además, si corto ahora con mi trayectoria, todo el trabajo que he hecho hasta ahora es como si no hubiera servido de nada.

- ¿Puede ser que tu arte sea más apreciado en otras zonas del país?

- No lo sé, pero sí es verdad que en Valencia, por ejemplo, he tenido suerte y me han dado ya varios premios. También es verdad que por Sevilla el movimiento realista o incluso hiperrealista sigue estando muy presente, como si aquí el arte un poco más moderno no contara tanto.

- O sea, que trabajar desde el Sur es un hándicap añadido.

Sí, por supuesto. Yo, por ejemplo, tengo compañeros a los que les está yendo bastante bien, pero son todos autores que han salido por una corriente hiperrealista, que es lo que por aquí se estila más. De hecho, yo en la Facultad, junto con otros compañeros, éramos un poco los considerados como más raritos porque a la hora de representar los modelos o los paisajes hacíamos cosas distintas. Incluso había compañeros que no entendían que hiciéramos eso y que nos dieran además notas bastante altas.

FRANCISCO GIL CHAPARRO / REDACCIÓN

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