La Torre de La Almona, perteneciente a la antigua Hacienda del mismo nombre que se encuentra en la calle Real Utrera, se ha integrado ya tras su reciente restauración al entorno que está acometiendo el Ayuntamiento de Dos Hermanas en un espacio en el que se integran la Torre del Olivar, también recientemente restaurada, y la nueva plaza pública que se ha ganado tras el derribo de viejas casas.
El pasado mes de julio dieron comienzo los trabajos de restauración de la torre mirador de la 'Hacienda La Almona' debido al estado de deterioro que presentaba. Y éstos han concluido finales del presente mes de noviembre, de forma que su nuevo aspecto luce ya, mostrando, entre otros detalles, su rica ornamentación.
Según ha explicado el equipo técnico que ha procedido a su restauración, pertenecientes a la empresa sevillana Dédalo Bienes Culturales S.L., que en 2008 ya restaurara la torre de contrapeso de La Almona, los trabajos se han desarrollado de forma muy lenta debido al alto detallismo y precisión que requería, especialmente en lo que se refiere a la labor de limpieza, pues la retirada de las capas superpuestas de cal y suciedad hubieron de ser precisas para lograr su extracción sin menoscabo del revestimiento original.
La reintegración, según añaden, se ha ejecutado de manera pormenorizada mediante la técnica de rigatino; es decir, se han reconstruido campos de color mediante el trazado de rayas finas, que son imperceptibles en una visión global del conjunto, pero claramente diferenciables en un examen detallado.
El proceso científico de restauración ha sacado a la luz un alto porcentaje de ornamentación original conservada, más de lo previsto en un principio, lo que hace que actualmente la fachada de La Almona se convierta en un ejemplo único y de gran interés sobre los revestimientos y la ornamentación de fachadas mediante esgrafiados durante el Barroco.
Profusa decoración
Este cambio radical viene dado principalmente por la contemplación de la fachada en su plenitud barroca, completamente revestida de una profusa decoración compuesta por la repetición de elementos geométricos que le aportan una riqueza cromática y vistosidad única, lejos de la apariencia distorsionada que desde hace años presentaba debido a las capas de cal que ocultaban su esplendor original.
Esta torre mirador se calcula que data del siglo XVIII cuando en Dos Hermanas se levantaron numerosas e importantes haciendas coincidiendo con el esplendor del cultivo la aceituna, muchas de las cuales nacieron en el entorno de la actual Plaza de la Constitución y que contaban con pequeños campos de cultivo a modo de huertas, y entre las que se encontraban las haciendas de San José, del Pino, de la Cañada, de la Mina Grande o las huertas de la Torre, Santa Ana, la Lagunilla, etc.
Estos campos -según explican en su informe los citados restauradores-, más que haciendas propiamente dichas, con su terreno de cultivo, eran complejos industriales, grandes almazaras, donde se recogía la cosecha de aceitunas para su molienda y su posterior almacenamiento en bodegas.
La Hacienda la Almona está situada en una de las manzanas colindantes al núcleo central de la ciudad, conformado por la Plaza de la Constitución, donde se hallaban las Casas Consistoriales y la Parroquia de Santa Ana, entre las calles Real de Utrera y Mina.
'Fábrica de jabón'
Su denominación delata un pasado musulmán y un término que etimológicamente significa 'fábrica de jabón', y hace referencia al uso del aceite de oliva en la fabricación de jabones cosméticos. En la provincia de Sevilla existían numerosos centros dedicados a esta labor pertenecientes a las Reales Almonas de Sevilla, que pertenecieron al Duque de Alcalá. Este nombre revela la función que tenía este complejo industrial, que era destinado al almacén de la aceituna que luego era molida en la torre de contrapeso para la extracción del aceite necesario en la producción del jabón.
Apenas constan datos históricos sobre la Almona, pudiéndose identificar con la Hacienda de la Mina y con la de Montefrío, propiedad de los herederos de don Tomás Cognen de Montefrío. Su casa, localizada justo en la esquina de la Plaza, poseía molinos, dos bodegas, un lagar y un almacén.
Posteriormente, perteneció a don Jesús de Grimarest. Más tarde fue habilitada como sede del regimiento de Caballería de Alfonso XIII al mando del capitán Pedro de Tous. Más tarde se adaptó como Cuartel de la Guardia Civil y finalmente como Escuela de Niños, parcelándose la finca en varias porciones.
Los restos conservados actualmente datan del siglo XVIII, destacando su fachada con el mirador y la torre de contrapeso. Se trata de una torre de molino barroca típica de la provincia sevillana, decorada con azulejos y rematada con una veleta de forja de la misma época.
A ella se unían dos naves de la hacienda, que en general responde a la tipología habitual de estas construcciones. La construcción se articulaba con sus elementos característicos: señorío, patio de labor, cuadras, viviendas, molinos, almacenes. Hasta hoy apenas han sobrevivido restos de dos patios, algunas naves, las torres y su fachada.

El pasado mes de julio dieron comienzo los trabajos de restauración de la torre mirador de la 'Hacienda La Almona' debido al estado de deterioro que presentaba. Y éstos han concluido finales del presente mes de noviembre, de forma que su nuevo aspecto luce ya, mostrando, entre otros detalles, su rica ornamentación.
Según ha explicado el equipo técnico que ha procedido a su restauración, pertenecientes a la empresa sevillana Dédalo Bienes Culturales S.L., que en 2008 ya restaurara la torre de contrapeso de La Almona, los trabajos se han desarrollado de forma muy lenta debido al alto detallismo y precisión que requería, especialmente en lo que se refiere a la labor de limpieza, pues la retirada de las capas superpuestas de cal y suciedad hubieron de ser precisas para lograr su extracción sin menoscabo del revestimiento original.
La reintegración, según añaden, se ha ejecutado de manera pormenorizada mediante la técnica de rigatino; es decir, se han reconstruido campos de color mediante el trazado de rayas finas, que son imperceptibles en una visión global del conjunto, pero claramente diferenciables en un examen detallado.
El proceso científico de restauración ha sacado a la luz un alto porcentaje de ornamentación original conservada, más de lo previsto en un principio, lo que hace que actualmente la fachada de La Almona se convierta en un ejemplo único y de gran interés sobre los revestimientos y la ornamentación de fachadas mediante esgrafiados durante el Barroco.
Profusa decoración


Este cambio radical viene dado principalmente por la contemplación de la fachada en su plenitud barroca, completamente revestida de una profusa decoración compuesta por la repetición de elementos geométricos que le aportan una riqueza cromática y vistosidad única, lejos de la apariencia distorsionada que desde hace años presentaba debido a las capas de cal que ocultaban su esplendor original.
Esta torre mirador se calcula que data del siglo XVIII cuando en Dos Hermanas se levantaron numerosas e importantes haciendas coincidiendo con el esplendor del cultivo la aceituna, muchas de las cuales nacieron en el entorno de la actual Plaza de la Constitución y que contaban con pequeños campos de cultivo a modo de huertas, y entre las que se encontraban las haciendas de San José, del Pino, de la Cañada, de la Mina Grande o las huertas de la Torre, Santa Ana, la Lagunilla, etc.
Estos campos -según explican en su informe los citados restauradores-, más que haciendas propiamente dichas, con su terreno de cultivo, eran complejos industriales, grandes almazaras, donde se recogía la cosecha de aceitunas para su molienda y su posterior almacenamiento en bodegas.
La Hacienda la Almona está situada en una de las manzanas colindantes al núcleo central de la ciudad, conformado por la Plaza de la Constitución, donde se hallaban las Casas Consistoriales y la Parroquia de Santa Ana, entre las calles Real de Utrera y Mina.
'Fábrica de jabón'

Su denominación delata un pasado musulmán y un término que etimológicamente significa 'fábrica de jabón', y hace referencia al uso del aceite de oliva en la fabricación de jabones cosméticos. En la provincia de Sevilla existían numerosos centros dedicados a esta labor pertenecientes a las Reales Almonas de Sevilla, que pertenecieron al Duque de Alcalá. Este nombre revela la función que tenía este complejo industrial, que era destinado al almacén de la aceituna que luego era molida en la torre de contrapeso para la extracción del aceite necesario en la producción del jabón.
Apenas constan datos históricos sobre la Almona, pudiéndose identificar con la Hacienda de la Mina y con la de Montefrío, propiedad de los herederos de don Tomás Cognen de Montefrío. Su casa, localizada justo en la esquina de la Plaza, poseía molinos, dos bodegas, un lagar y un almacén.
Posteriormente, perteneció a don Jesús de Grimarest. Más tarde fue habilitada como sede del regimiento de Caballería de Alfonso XIII al mando del capitán Pedro de Tous. Más tarde se adaptó como Cuartel de la Guardia Civil y finalmente como Escuela de Niños, parcelándose la finca en varias porciones.
Los restos conservados actualmente datan del siglo XVIII, destacando su fachada con el mirador y la torre de contrapeso. Se trata de una torre de molino barroca típica de la provincia sevillana, decorada con azulejos y rematada con una veleta de forja de la misma época.
A ella se unían dos naves de la hacienda, que en general responde a la tipología habitual de estas construcciones. La construcción se articulaba con sus elementos característicos: señorío, patio de labor, cuadras, viviendas, molinos, almacenes. Hasta hoy apenas han sobrevivido restos de dos patios, algunas naves, las torres y su fachada.
DH DIARIO DIGITAL / REDACCIÓN