"Estoy convencido de que cualquiera que se lo proponga, puede acabar un triatlón. El secreto está en decirse uno mismo que si es capaz de hacer un kilómetro, por qué no puede hacer otro y luego otro...". Así habla un nazareno, Antonio Jurado, que ha encontrado en el triatlón la forma más adecuada para mantenerse en forma y, sobre todo, para disfrutar de una de sus grandes pasiones: el deporte.
Antonio Manuel Jurado Mejías nació en Dos Hermanas hace 45 años, está casado, tiene dos hijos y trabaja en la empresa Juvasa. Hasta aquí, por decirlo de alguna forma, podría resumirse su tarjeta de visita. Y a partir de este instante empieza el relato de su segunda pasión, por detrás de la que profesa hacia su esposa, María, y sus hijos, Pablo y Daniela, sin los que, confiesa, nada sería posible y tampoco nada tendría sentido.
Pero Antonio Jurado, cuya vitalidad, positivismo y simpatía contagia a cuantas personas se encuentran a su lado, tiene otra pasión reconocida: el deporte en general, pero, desde hace unos cinco años, una especialidad concreta, el triatlón, esa que asusta siempre que se mira desde fuera pero que absorbe tanto cuando se practica y se conoce por dentro.
Wikipedia dice que el triatlón es un deporte individual y de resistencia que reúne tres disciplinas deportivas: natación, ciclismo y carrera a pie, y que se caracteriza por ser una de las disciplinas más duras que existen en el panorama competitivo internacional, lo que lleva a quienes lo practican a mantener un severo calendario de entrenamientos para poder hacer frente a las exigentes condiciones de las pruebas, tanto físicas como psicológicas.
Se trata de algo que nadie discute, pero a Wikipedia se le ha olvidado incluir la especial filosofía con la que Antonio Jurado se enfrenta a este deporte, y que puede llevar a cuantos lo escuchan a querer, al menos, probar a hacerlo alguna vez. "A mí siempre me ha gustado el deporte, que practico desde joven porque es algo muy sano, pero lo que más me gustan son los retos, tener ilusión y tratar de cumplir sueños. Y para ello tengo un secreto".
Un secreto que cuenta en un libro 'T3', que publicó hace unos años -que se puede comprar por internet- y que resume siguiendo también la filosofía de un libro, 'Chi running', de Danny Dreyer, que leyó en su momento y que le marcó de forma definitiva. "El secreto es siempre que uno se diga que si es capaz de nadar un kilómetro, plantearse que lo inmediato es hacer luego otro, y luego el siguiente... Así es, al menos, como yo me planteo los retos. La vida es muy fácil si la cortas en trocitos pequeños y miras siempre hacia adelante. Y estoy convencido de que cualquiera que se ponga, y que entrene algo, seguro que es capaz de acabar un triatlón. Para ello, claro, la cabeza es también muy importante. Yo, por ejemplo, este año le estoy dedicando menos horas al entrenamiento físico y más al mental, porque cuando falla la cabeza, difícilmente se puede tirar para adelante".
Antonio Jurado ha sido toda su vida un amante del deporte. "Yo siempre estaba metido en algo. En el colegio jugaba al fútbol, al voleibol..., aunque reconozco que era muy malo, pero lo que más me gustaba era divertirme haciendo deporte". Con 16 años se apuntó al gimnasio Pako's, a donde acudía con bastante regularidad hasta que, con 35 años, bicheando por internet descubrió que había un club de triatlón en Dos Hermanas, el Bikila, y como las carreras era algo que le habían llamado siempre la atención, decidió ponerse en contacto con ellos y se puso rápidamente a entrenar.
Y si le llamó la atención lo del club de triatlón fue porque unos cuatro años antes, en 2006, se apuntó una vez, con un amigo, a una prueba que se disputó en Sevilla, y en la que confiesa que lo pasó fatal. "Por eso lo dejé a un lado, pero al ver que en Dos Hermanas había un club, recordé aquella experiencia y decidí apuntarme. Empecé poco a poco, claro, apuntándome además a pruebas cortas, hasta que en 2012 hice mi primer medio y a partir de ahí comencé ya de lleno con esta locura".
Antonio confiesa que lo que más le llamó la atención del triatlón fue el hecho de que, después de mucho tiempo encerrado en un gimnasio, la preparación la podía hacer fuera, y, por supuesto, la posibilidad de poder combinar la natación, el ciclismo y el atletismo.
Curiosamente, esta especialidad deportiva comenzó a practicarla "más bien tarde, cuando ya entré en los 40", comenta, pero desde entonces ya ha participado en cuatro distancias largas -Ironman, con 3,8 kilómetros nadando, 180 en bicicleta y 42 kilómetros a pie-, en siete de media distancia, mientras que de las cortas dice ya ha perdido la cuenta.
Él mismo confiesa que no es un portento físicamente y que siempre, cuando se plantea participar en un triatlón, la única meta que busca es la de acabar "y, sobre todo, divertirme". Para ello, durante todo el año sigue un disciplinado calendario de entrenamientos, que le supone tener que levantarse la mayoría de los días muy temprano para salir a correr o a montar en bicicleta, a entrenar por las tardes en una piscina, en invierno en las cubiertas de Ramón y Cajal y Montequinto, y en verano en el Club Vistazul, y, claro, a aprovechar el verano y las vacaciones para nadar en el mar.
Eso sí, cuando tiene en mente participar en una prueba concreta, como el triatlón que se va a celebrar en mayo en Barbate, el entrenamiento lo hace ya de forma más específica. Antonio Jurado es de los que cada año sigue prácticamente un mismo calendario deportivo, que comienza con la Media Maratón de Los Palacios y que continúa con la Maratón de Sevilla, para, a partir de ahí, empezar con la natación y la bicicleta.
De momento, se mueve por circuitos cercanos a Sevilla para participar en triatlones, lo que no quiere decir que tenga ya en mente apuntarse a una de las que más le llaman la atención, que es la que acoge la isla de Lanzarote, y quién sabe si algún día cumplir con el sueño de todo triatleta, que es la de ir a Hawai.
Mientras tanto, y entre sueño y sueño, ahí sigue, entrenando por su cuenta y, cuando el trabajo o las obligaciones familiares se lo permiten, con sus amigos del Club Bikila, que cuenta ya con unos sesenta socios y que no dejan de organizar 'quedadas' o convivencias. En este club ha asumido, además, la vocalía de Solidaridad, a través de la cual ha organizado ya algunas actividades benéficas, especialmente dirigidas a ayudar a la Fundación Luis Olivares, de Málaga, que lucha contra el cáncer infantil, o la última que llevó a cabo y que consistió en participar el pasado año en la carrera Sevilla-El Rocío, para lo cual buscó a empresas nazarenas que le patrocinaran cada kilómetro recorrido, y que resultó todo un éxito. Una forma, como otra cualquiera, de partir el reto en trocitos. "La vida es muy fácil si la cortas en trocitos pequeños y miras para adelante". Eso mismo es lo que predica y practica este supertriatleta.

Antonio Manuel Jurado Mejías nació en Dos Hermanas hace 45 años, está casado, tiene dos hijos y trabaja en la empresa Juvasa. Hasta aquí, por decirlo de alguna forma, podría resumirse su tarjeta de visita. Y a partir de este instante empieza el relato de su segunda pasión, por detrás de la que profesa hacia su esposa, María, y sus hijos, Pablo y Daniela, sin los que, confiesa, nada sería posible y tampoco nada tendría sentido.
Pero Antonio Jurado, cuya vitalidad, positivismo y simpatía contagia a cuantas personas se encuentran a su lado, tiene otra pasión reconocida: el deporte en general, pero, desde hace unos cinco años, una especialidad concreta, el triatlón, esa que asusta siempre que se mira desde fuera pero que absorbe tanto cuando se practica y se conoce por dentro.
Wikipedia dice que el triatlón es un deporte individual y de resistencia que reúne tres disciplinas deportivas: natación, ciclismo y carrera a pie, y que se caracteriza por ser una de las disciplinas más duras que existen en el panorama competitivo internacional, lo que lleva a quienes lo practican a mantener un severo calendario de entrenamientos para poder hacer frente a las exigentes condiciones de las pruebas, tanto físicas como psicológicas.
Se trata de algo que nadie discute, pero a Wikipedia se le ha olvidado incluir la especial filosofía con la que Antonio Jurado se enfrenta a este deporte, y que puede llevar a cuantos lo escuchan a querer, al menos, probar a hacerlo alguna vez. "A mí siempre me ha gustado el deporte, que practico desde joven porque es algo muy sano, pero lo que más me gustan son los retos, tener ilusión y tratar de cumplir sueños. Y para ello tengo un secreto".

Un secreto que cuenta en un libro 'T3', que publicó hace unos años -que se puede comprar por internet- y que resume siguiendo también la filosofía de un libro, 'Chi running', de Danny Dreyer, que leyó en su momento y que le marcó de forma definitiva. "El secreto es siempre que uno se diga que si es capaz de nadar un kilómetro, plantearse que lo inmediato es hacer luego otro, y luego el siguiente... Así es, al menos, como yo me planteo los retos. La vida es muy fácil si la cortas en trocitos pequeños y miras siempre hacia adelante. Y estoy convencido de que cualquiera que se ponga, y que entrene algo, seguro que es capaz de acabar un triatlón. Para ello, claro, la cabeza es también muy importante. Yo, por ejemplo, este año le estoy dedicando menos horas al entrenamiento físico y más al mental, porque cuando falla la cabeza, difícilmente se puede tirar para adelante".
Antonio Jurado ha sido toda su vida un amante del deporte. "Yo siempre estaba metido en algo. En el colegio jugaba al fútbol, al voleibol..., aunque reconozco que era muy malo, pero lo que más me gustaba era divertirme haciendo deporte". Con 16 años se apuntó al gimnasio Pako's, a donde acudía con bastante regularidad hasta que, con 35 años, bicheando por internet descubrió que había un club de triatlón en Dos Hermanas, el Bikila, y como las carreras era algo que le habían llamado siempre la atención, decidió ponerse en contacto con ellos y se puso rápidamente a entrenar.
Y si le llamó la atención lo del club de triatlón fue porque unos cuatro años antes, en 2006, se apuntó una vez, con un amigo, a una prueba que se disputó en Sevilla, y en la que confiesa que lo pasó fatal. "Por eso lo dejé a un lado, pero al ver que en Dos Hermanas había un club, recordé aquella experiencia y decidí apuntarme. Empecé poco a poco, claro, apuntándome además a pruebas cortas, hasta que en 2012 hice mi primer medio y a partir de ahí comencé ya de lleno con esta locura".
Antonio confiesa que lo que más le llamó la atención del triatlón fue el hecho de que, después de mucho tiempo encerrado en un gimnasio, la preparación la podía hacer fuera, y, por supuesto, la posibilidad de poder combinar la natación, el ciclismo y el atletismo.
Curiosamente, esta especialidad deportiva comenzó a practicarla "más bien tarde, cuando ya entré en los 40", comenta, pero desde entonces ya ha participado en cuatro distancias largas -Ironman, con 3,8 kilómetros nadando, 180 en bicicleta y 42 kilómetros a pie-, en siete de media distancia, mientras que de las cortas dice ya ha perdido la cuenta.
Él mismo confiesa que no es un portento físicamente y que siempre, cuando se plantea participar en un triatlón, la única meta que busca es la de acabar "y, sobre todo, divertirme". Para ello, durante todo el año sigue un disciplinado calendario de entrenamientos, que le supone tener que levantarse la mayoría de los días muy temprano para salir a correr o a montar en bicicleta, a entrenar por las tardes en una piscina, en invierno en las cubiertas de Ramón y Cajal y Montequinto, y en verano en el Club Vistazul, y, claro, a aprovechar el verano y las vacaciones para nadar en el mar.
Eso sí, cuando tiene en mente participar en una prueba concreta, como el triatlón que se va a celebrar en mayo en Barbate, el entrenamiento lo hace ya de forma más específica. Antonio Jurado es de los que cada año sigue prácticamente un mismo calendario deportivo, que comienza con la Media Maratón de Los Palacios y que continúa con la Maratón de Sevilla, para, a partir de ahí, empezar con la natación y la bicicleta.

De momento, se mueve por circuitos cercanos a Sevilla para participar en triatlones, lo que no quiere decir que tenga ya en mente apuntarse a una de las que más le llaman la atención, que es la que acoge la isla de Lanzarote, y quién sabe si algún día cumplir con el sueño de todo triatleta, que es la de ir a Hawai.
Mientras tanto, y entre sueño y sueño, ahí sigue, entrenando por su cuenta y, cuando el trabajo o las obligaciones familiares se lo permiten, con sus amigos del Club Bikila, que cuenta ya con unos sesenta socios y que no dejan de organizar 'quedadas' o convivencias. En este club ha asumido, además, la vocalía de Solidaridad, a través de la cual ha organizado ya algunas actividades benéficas, especialmente dirigidas a ayudar a la Fundación Luis Olivares, de Málaga, que lucha contra el cáncer infantil, o la última que llevó a cabo y que consistió en participar el pasado año en la carrera Sevilla-El Rocío, para lo cual buscó a empresas nazarenas que le patrocinaran cada kilómetro recorrido, y que resultó todo un éxito. Una forma, como otra cualquiera, de partir el reto en trocitos. "La vida es muy fácil si la cortas en trocitos pequeños y miras para adelante". Eso mismo es lo que predica y practica este supertriatleta.

FRANCISCO GIL CHAPARRO / REDACCIÓN