La Policía Nacional ha recuperado ya los dos restos del cuerpo de Diego de Dios Ronda que habían sido cortados con un serrucho por su sobrino, Francisco Javier Román de Dios, en un lugar situado en las afueras de Dos Hermanas tras confesar éste dónde se encontraban y desdiciéndose, como así aseguró en su primera versión, que los había tirado a un contenedor de la barriada del Amparo.
Como ya adelantara Dos Hermanas Diario Digital el mismo día en el que se conoció la trágica muerte de Diego de Dios, la Policía encontró descuartizado el cuerpo de éste en el interior del piso, pero faltaban los dos pies, que había cortado su sobrino con un serrucho después de matarlo, al parecer tras una discusión, de un fuerte golpe en la cabeza. Con posterioridad, metió estas dos partes en una bolsa y se los llevó en su bicicleta hasta las afueras de la ciudad, donde los dejó.
Francisco J. Román, de 38 años de edad, se encuentra aún este miércoles en dependencias policiales y no será puesto a disposición judicial, según han informado fuentes oficiales, hasta mañana jueves. Esto quiere decir que es posible que en estas horas previas pueda llevarse a cabo una reconstrucción de los hechos, por lo que el autor podría volver al lugar del crimen.
Sobre lo que pudo ocurrir el pasado viernes en el interior del piso situado en la segunda planta, puerta derecha, del número 21 de la calle Las Cabezas de San Juan, todo indica que la muerte de Diego de Dios se produjo tras una discusión con su sobrino, drogadicto y alcohólico, a quien acogió en su vivienda el pasado verano tras dejar éste la casa de su madre en Gerona, y con quien mantenía frecuentes peleas.
En un momento de la discusión, Francisco Javier dio un fuerte golpe en la cabeza, con un objeto contundente, a su tío, causándole la muerte, y cortando parte de su cuerpo con un serrucho que la Policía halló en el interior de la vivienda.
Lo llamativo de lo ocurrido en este lugar es que ninguno de los vecinos que lo habitan oyó nada que les alertara, de forma que no fue hasta que dos amigos, que se encontraban con la víctima a diario en un bar próximo, lo echaran en falta y decidieran tres días después presentarse en su casa para ver si la había ocurrido algo, encontrándose con su sobrino y decidir a continuación llamar a la Policía tras contarles éste que no sabía nada de su tío desde el viernes.
Como ya adelantara Dos Hermanas Diario Digital el mismo día en el que se conoció la trágica muerte de Diego de Dios, la Policía encontró descuartizado el cuerpo de éste en el interior del piso, pero faltaban los dos pies, que había cortado su sobrino con un serrucho después de matarlo, al parecer tras una discusión, de un fuerte golpe en la cabeza. Con posterioridad, metió estas dos partes en una bolsa y se los llevó en su bicicleta hasta las afueras de la ciudad, donde los dejó.
Francisco J. Román, de 38 años de edad, se encuentra aún este miércoles en dependencias policiales y no será puesto a disposición judicial, según han informado fuentes oficiales, hasta mañana jueves. Esto quiere decir que es posible que en estas horas previas pueda llevarse a cabo una reconstrucción de los hechos, por lo que el autor podría volver al lugar del crimen.
Sobre lo que pudo ocurrir el pasado viernes en el interior del piso situado en la segunda planta, puerta derecha, del número 21 de la calle Las Cabezas de San Juan, todo indica que la muerte de Diego de Dios se produjo tras una discusión con su sobrino, drogadicto y alcohólico, a quien acogió en su vivienda el pasado verano tras dejar éste la casa de su madre en Gerona, y con quien mantenía frecuentes peleas.
En un momento de la discusión, Francisco Javier dio un fuerte golpe en la cabeza, con un objeto contundente, a su tío, causándole la muerte, y cortando parte de su cuerpo con un serrucho que la Policía halló en el interior de la vivienda.
Lo llamativo de lo ocurrido en este lugar es que ninguno de los vecinos que lo habitan oyó nada que les alertara, de forma que no fue hasta que dos amigos, que se encontraban con la víctima a diario en un bar próximo, lo echaran en falta y decidieran tres días después presentarse en su casa para ver si la había ocurrido algo, encontrándose con su sobrino y decidir a continuación llamar a la Policía tras contarles éste que no sabía nada de su tío desde el viernes.
F. G. / REDACCIÓN