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FENACO



25 may 2019

  • 25.5.19
Algo que me ha llamado poderosamente la atención en los trabajos de investigación sobre la familia a partir de los dibujos de los escolares es que a cierta edad, aproximadamente entre los 10 y los 12 años, con bastante frecuencia quienes realizan esos dibujos representan a sus amigos o amigas como si esas amistades formaran parte de la propia familia.



En cierto modo este hecho resulta un tanto sorprendente, dado que ellos o ellas saben que sus amigos no pertenecen a sus propios grupos familiares; sin embargo, el entrañable vínculo emocional naciente de la amistad da lugar a que los integren como otros miembros más de sus familias. Y es que, sin ser conscientes, van dando paso a que los lazos afectivos fuertes sean razones con suficiente peso para ampliar la idea de familia con otros componentes con los que no tienen lazos de sangre, sino lazos de cariño y amistad.

Hemos de tener en cuenta que un hecho positivo en la evolución de la estructura familiar es que cada vez se da más valor a los sentimientos compartidos para explicar tanto las uniones de las parejas como los lazos de afecto entre los miembros que componen la familia.

Recordemos que en otros artículos, caso de Mascotas en la familia, vimos cómo los escolares que tienen algún animal en la casa lo suelen representar como si fuera parte de la misma. Y es que las mascotas acaban siendo, de algún modo, un miembro más, puesto que se les ponen nombres y se las cuidan como si fueran niños pequeños a los que hay que prestarles todo tipo de atenciones.

Dado que considero que la amistad es uno de los grandes valores humanos, y que todos necesitamos tener amigos, he indagado en publicaciones que trataran acerca de la formación de la amistad en la infancia y en los inicios de la adolescencia para comprender cómo se van formando los vínculos emocionales en las primeras edades.

Lo cierto es que he encontrado pocas obras publicadas en castellano. Dos de las que me han parecido más interesantes son, por un lado, Amistades infantiles del estadounidense Zick Rubin, profesor de la Universidad de Waltham, y, también, La amistad entre niños y adolescentes del profesor francés Pascal Mallet.

Considero de gran interés el primero de los libros citados, puesto que en él se estudia cómo se van formando las relaciones de amistad en niños y niñas pequeños, es decir, en aquellos escolares que se encuentran en el tamo de educación infantil.

Resulta muy complicado sinterizar lo que el profesor Rubin aporta en su trabajo; no obstante, me voy a permitir extraer un par de párrafos que bien pueden servir para que se comprendan sus orientaciones.

“Las destrezas para la amistad no solo incluyen la aptitud para lograr entrar en las actividades de grupo, sino también la de ser amigo: un compañero de juego que presta atención, aprobación y ayuda. Incluso en el primer año de vida, los niños presentan estilos diferenciados de interacción que pueden hacerles agradables o desagradables para sus compañeros”.

“Debido a las múltiples funciones que ejercen las amistades infantiles, es imposible predecir con cierto grado de certeza qué parejas o grupo de niños se harán amigos. Sin embargo, de existir algún grupo de predicción, es el de los niños que son atraídos por los que les son parecidos”.

Para que comprendamos el valor de la amistad en los escolares que acuden a representar a sus amistades como si formaran parte de la familia, he seleccionado seis dibujos que nos pueden servir para conocer este rasgo tan significativo en la formación y el desarrollo emocional de chicos y chicas.

El primero de ellos, que muestro de portada, corresponde a una chica de 12 años que se encontraba en sexto curso de Primaria. Como puede apreciarse, en la escena ha trazado dos grupos: en la izquierda, el formado por su padre y su madre y, en la derecha, el de ella misma con sus dos amigas. En medio, ha puesto a su “hermanito”, que parece le sirve de puente entre ambos grupos.

Hay una clara interpretación del modo en el que la autora ha plasmado a su familia. Por un lado, dibuja de manera ordenada a los cuatro que componen el núcleo familiar; pero, al acercarse por edad a la adolescencia, también quiere expresar ese naciente sentido de autonomía y el deseo de cierta independencia de sus padres con la inclusión de sus dos mejores amigas, como si las tres formaran un grupo con vida propia.

Como podemos apreciar, esta chica expresa gráficamente su idea acerca de las grandes amistades, esas amistades que las preadolescentes sienten tan firmes que creen que van a durar siempre, aunque esto, lamentablemente, no siempre sucede, puesto que a esas edades todavía no conocen los retos y los cambios que se producen a lo largo de la vida.



Tras el dibujo que ha servido de portada, muestro otro de una chica de 8 años que es zurda, puesto que comienza a dibujarse ella misma en el lado derecho de la lámina. Posteriormente, representa a su hermano mayor en el centro de la lámina y, en tercer lugar, a su padre en el lado opuesto. Junto a su padre, traza a su madre cogidos de la mano, como expresión del cariño que se tienen. Finalmente, muestra a su amiga jugando al fútbol con ella. De modo sorprendente, y puesto que a esta edad les resulta muy complicado representar la perspectiva del espacio, por encima del grupo y con visión frontal, presenta un río con un puente que lo cruza.



En las edades inferiores, resulta habitual que niños o niñas comiencen a dibujar la familia empezando por ellos mismos. En realidad, es una expresión del egocentrismo infantil, que también puede interpretarse como una manifestación de la autoestima. Es lo que sucede con la escena familiar que acabamos de ver en la que la autora, de 10 años, inicia el trazado del grupo con la figura que la representa. Pasa, posteriormente, a plasmar a su padre, su madre y su hermano mayor. Como podemos comprobar, en quinto lugar, y cerca de ella, ha dibujado a su “mejor amiga”, tal como ha escrito en la lámina. Es, pues, una clara integración de su amiga dentro del grupo familiar como si formara parte del mismo.



En el dibujo de esta niña de 11 años también se muestra la importancia de la amistad naciente, puesto que en el lado izquierdo de la lámina representa a sus padres y a sus tíos como si formaran un grupo, y en el derecho a ella con su amiga. La amplia distancia entre ambos grupos queda amortiguada con el dibujo de sus dos cobayas. La chica, para reforzar la importancia del amor que nace de la amistad, acude a la representación de un pequeño corazón en la parte superior, al lado del título del trabajo.



Pareciera, por los dibujos que hemos visto, que la expresión gráfica de la amistad dentro de la familia fuera una cosa estrictamente femenina; sin embargo, en ocasiones también encontramos trabajos de chicos preadolescentes que acuden a represarse con su mejor amigo cuando se les plantea el dibujo de la familia. Es lo que acontece con Manuel, de 12 años, que comienza a plasmar la escena familiar por su perro “Blacki” y su hámster “Bolita”, antes de dibujarse a sí mismo. Tras su hermana Elena, aparece su amigo Ian, antes de pasar a sus padres.



Cierro este repaso por el tema de La familia y los amigos con otro dibujo de una chica de 12 años. En este caso, la autora ha trazado a su familia dentro de la casa, que está simbolizada por esas dos líneas inclinadas que se asemejan a tejados. Puesto que es una familia con tres hijas, ella dibuja al grupo familiar comenzando por sus padres; posteriormente, aparece ella misma entre su hermana mayor y la más pequeña; y cierra el grupo con su amiga, como si fuera una más de la casa. Y es que, como acabamos de ver, la fuerza de la amistad naciente es tan fuerte que la autora no comprende a su familia sin incluir a su mejor amiga.

AURELIANO SÁINZ

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