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21 jul 2022

  • 21.7.22

Dos Hermanas, con 136.250 habitantes a fecha del 1 de enero de 2021, se trata de la segunda población más poblada de la provincia de Sevilla una de las que cuenta con mayor población dentro de la comunidad autónoma andaluza, por delante de capitales de provincia como Cádiz o Jaén. Un municipio lleno de historia según explica Jesús Barbero, Doctor en Historia por la Universidad Pablo de Olavide.




 

¿A qué fecha se remontan los primeros indicios de Dos Hermanas como entidad local?

 

Las primeras noticias que se tienen de Dos Hermanas como entidad de población no van más allá de los primeros años del siglo XV. De hecho, la primera vez que se menciona a Dos Hermanas como aldea (teniendo la categoría administrativa de “lugar”) es en un mandamiento emitido por el cabildo de Sevilla el 4 de abril de 1405. No obstante, la fundación de nuestra ciudad debió darse en la última década de la centuria anterior (el XIV), en el marco del proceso repoblador de la Campiña sevillana, una vez conseguida la pacificación de la zona tras la conquista de Algeciras (1344) y el cese de las razias benimerines y nazaríes.

 

La nueva población, que la crearía la ciudad de Sevilla utilizando como instrumento una carta puebla que, por desgracia, no nos ha llegado, se asentaría sobre un heredamiento con casa-torre (los restos de una pequeña fortificación), llamado “Dos Hermanas”, que aparece mencionado en dos documentos del marqués de la Mina fechados en 1376, y entre los linderos de la Torre de Doña María en 1389.

 

¿Qué territorio abarcaba?

 

Pronto, Dos Hermanas se alzará como cabeza de una mitación (circunscripción de origen eclesiástico compuesta por varias aldeas, con una de ellas ejerciendo como cabeza de todas las demás), que vendría a ocupar más o menos lo que hoy es el término municipal nazareno, más la porción de terreno que en 1937 pasaría a manos de Sevilla. En dicha mitación, mencionada por vez primera en 1410 y que estaría vigente hasta mediados de la década de 1520, existieron otras muchas poblaciones de menor entidad, y que irán desapareciendo con el paso del tiempo. Son los casos de la Serrezuela, Almachar, el Copero, el Rincón de Hernando Ibáñez, Cuartos, Quintos y Varga Santarén, entre otros. La mayor parte de esas aldeas estaban en manos de familias aristocráticas sevillanas, que no mostraron interés alguno hacia ellas.

 

A partir de la década de 1530, la documentación deja de mencionar a la mitación “de las Dos Hermanas” y pasa a hablar del término y jurisdicción de Dos Hermanas.  

 

¿Cuáles eran las principales características del municipio de la época?

 

A lo largo del siglo XV, costó poblar Dos Hermanas. Las tierras situadas en las inmediaciones de la entonces aldea, no ofrecían la calidad suficiente como para que las familias nazarenas pudieran prosperar, con lo cual, Dos Hermanas no se presentaba como un lugar atrayente. Para hacernos una idea, en 1426 se confecciona el primer padrón de vecinos que se conserva, y éste arroja la cifra de 8 vecinos, o lo que es lo mismo, una treintena de habitantes. No había más en Dos Hermanas.

 

Por tanto, en ese primer siglo de existencia, la característica principal de esa población fue la pobreza. Tanta que en muchas ocasiones (1408, 1409, 1411, 1435, 1438, 1442 o 1451, por poner unos ejemplos) Dos Hermanas no aportó nada a los pedidos de Cortes por correr el riesgo de despoblarse, y, por tanto, desaparecer. 

 

Para evitar la desaparición de la aldea, en 1491 la ciudad de Sevilla no tuvo más remedio que volver a otorgar franquezas (esto es, exenciones fiscales) a todos aquellos que quisieran venir a vivir a Dos Hermanas.

 

Fue a partir de entonces, cuando comenzó la prosperidad de Dos Hermanas, gracias también a la producción de cal y al comercio americano.

 

¿Cómo ha ido evolucionando la localidad a lo largo de todo este tiempo?

 

El siglo XVI supuso la primera etapa de esplendor de Dos Hermanas. De los 220 habitantes contabilizados en el padrón de 1516, se pasan a los 1.261 de 1588, aunque esa última cifra decaerá a los 854 habitantes después de las graves epidemias de peste de fines del Quinientos. La privilegiada posición de Dos Hermanas, a las puertas de Sevilla (“puerto y puerta de América” en ese siglo) y al pie de una vía fundamental, como era el camino real de Sevilla a Utrera, que se prolongaba a los puertos gaditanos, pero también la producción de cal y el cultivo del viñedo la hicieron prosperar, y de qué manera. Es en este siglo XVI (hacia 1570) cuando Dos Hermanas obtiene la categoría administrativa de “villa”, que mantendrá hasta 1974.

 

Por el contrario, el siglo XVII fue de contrastes y altibajos. Desde el punto de vista económico y demográfico, se sucedieron etapas de crisis más o menos aguda y de recuperación. En el plano político se dio un hito importante, pues de ser una villa realenga dependiente de la ciudad de Sevilla, se pasó a una villa señorial, en manos de un señor que actuaba como dueño de la jurisdicción, nombrando cargos en el concejo: primero el III duque de Alcalá de los Gazules (entre 1631 y 1636), y, a partir de 1639, el capitán don Pedro de Pedrosa, rico cargador en Indias sevillano, y sus descendientes (tras 1679, marqueses de Dos Hermanas).

 

Después de una centuria de claroscuros, el XVIII se nos muestra como una segunda etapa dorada para Dos Hermanas. En esa etapa, se recupera la demografía y toma fuerza un cultivo hasta entonces secundario: el olivo (destinado a la producción de aceite). De estas fechas son la mayor parte de las haciendas de olivar que han llegado a nuestros días: Montefrío, del Lanero, Maestre de los Molinos o Ibarburu, por citar algunos ejemplos.

 

Esa situación ascendente del “Siglo de las Luces” se frena con los años de la Guerra de la Independencia (1808-1814), no dándose un nuevo período de recuperación hasta mediados del siglo XIX, coincidiendo con la llegada, en 1861, del ferrocarril a la villa.

 

En el último tercio del XIX y primeras décadas del siguiente siglo, se dieron los primeros pasos de la “revolución industrial nazarena”, con la apertura de los primeros almacenes de aceitunas (Manuel Valera, Gómez Rivas, Ybarra, Armando Soto...) y de la fábrica de tejidos de Yute de Manuel Alpériz. A ellos se unirían otras muchas fábricas de menor entidad (de aceites, gaseosas y tejidos de yute). Establecimientos que terminarían trayendo mejoras a la villa, como la electricidad (en 1903), el teléfono (hacia 1884), el automóvil (en 1910) o el adoquinado de calles (1910). Con lo cual, se produjo una transformación en la trama urbana que no se conocía desde el Quinientos. Es ahora cuando toma una importancia capital el cultivo del olivo, esta vez, con vistas a la producción de la aceituna de mesa. La aceituna traerá riqueza y esplendor a la localidad.

 

¿Cuándo se produce la mayor transformación de la ciudad?

 

Hemos aludido anteriormente a la transformación que sufrió Dos Hermanas desde el último tercio del XIX y que se prolongará a lo largo de la siguiente centuria. Sin embargo, la mayor transformación se dará en los últimos cincuenta años.

 

En este último medio siglo, Dos Hermanas se ha convertido en la gran población que hoy vemos, de más de 130.000 habitantes, que se ha extendido hacia el norte (hasta el siglo XIX, Dos Hermanas había tendido a extenderse hacia el oeste, en dirección al río Guadalquivir).

REDACCIÓN / DHD DIGITAL

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