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Carmen Leo, la escritora nazarena que sueña con cuentos llenos de juegos, de colores “y de valores”

A Carmen Leo parece que nunca se la apaga la sonrisa. Tal vez por eso siempre anda en mil líos. Tal vez por eso ha encontrado en el cuento una forma de ser feliz y, sobre todo, de tratar de hacer feliz a los más pequeños, al mismo tiempo que transmitirles valores que les acompañen durante toda la vida.


Nazarena criada en Los Quintillos y vecina durante años de Los Montecillos, a Carmen Leo se le ve con frecuencia estos días por la Feria del Libro de Dos Hermanas, donde promociona los dos cuentos que ha escrito hasta ahora: ‘Mezclando juegos’ y ‘Lea y el color violeta’, en los que ha volcado toda su pasión por la infancia poniendo la escritura, el dibujo y hasta la edición.

Especializada en informática de gestión, ha dirigido también su formación hacia espacios que le apasionan de forma especial, como la enseñanza -imparte clases de escritura en la Biblioteca de Montequinto-, la animación sociocultural o el coaching, pero todo partiendo de una base: el deseo de aprender y de ayudar. Una mezcla esto último que le ha llevado a ser una de las impulsoras de la recién creada Asociación Literaria ‘Alnazar’, de la que además es su presidenta.

En la siguiente entrevista habla de sus pasiones y de sus miedos, pero una cosa deja muy clara: la pasión por la escritura y por la posibilidad de transmitir valores como la empatía o la igualdad a través de ella.

- ¿Cómo llegaste a la literatura?

- De casualidad. Yo he escrito desde siempre, pero, como todo en esta vida, llega una época de bajón, pero con la suerte de que aparece de pronto alguien que te recomienda hacer algo que te guste, y yo me dije: “Pues voy a escribir”. Me apunté con Rosario Izquierdo a hacer un curso de escritura, conocí a Francisca Valle, a la que ayudé a publicar un libro, y luego a Andrés Cañas, que estaba haciendo también un curso de escritura con Concha Perea, y con el que también me puse para ayudarle a publicar su último libro. Y así empecé. Luego, la gente me comentó que por qué no daba clases de escritura, y con los cursos que ya había hecho, pues les dije que todo lo que yo pudiera transmitir, bienvenido fuera. Y ahí estoy dando clases en la Biblioteca Municipal de Montequinto.

- Parece que te gusta la escritura pero también la enseñanza.

- Yo estoy muy contenta porque siempre me ha apasionado enseñar, y más si se trata de algo en torno a la escritura, que es algo que me gusta mucho y donde creo que puedo aportar muchas cosas.

- ¿Cuántos libros has escrito?

- De momento, dos cuentos: ‘Lea y el color violeta’ y ‘Mezclando juegos’. Es curioso que la gente me diga que cómo que no he escrito ningún libro, pero es porque yo soy muy exigente conmigo misma. Cuando he estudiado tanto sobre escritura, veo que hacen falta muchas cosas, y no sólo la técnica, sino también el estilo literario. Yo quiero escribir una utopía, pero como no me la quiero cargar [se ríe], porque se sabe que en un libro tienen que suceder cosas, pues no lo hago de momento. Entonces, estoy escribiendo una distopía [vuelve a reírse] para mostrar que hace falta la utopía. Es verdad que otras veces me he dicho: “Voy a escribir una novela romántica”. ¿Por qué no? Es divertido. Pero, bueno, ahí estoy un poco buscando cómo desarrollarme en este mundo.

- ¿Tienen tus cuentos alguna labor didáctica?

- Claro. Siempre. A mí me gustan mucho las relaciones sociales y, sobre todo, enseñar valores a los niños, porque creo que son muy importantes en nuestra sociedad, sobre todo también para el propio desarrollo personal de un ser que tiene que crecer y que lo haga disponiendo de herramientas como la empatía o la igualdad. Yo tengo dos sobrinos, a los que adoro, y muchas veces, sin darme cuenta, acabo escribiendo muchas cosas para ellos.

- ¿Han leído tus sobrinos tus cuentos?

- Sí. Y les encantan. Es que en el primero de mis cuentos, los protagonistas hasta tenían sus nombres, algo que les hizo muy felices.

- Dentro de esa inquietud tuya por la escritura, ¿se puede decir que has empezado por el cuento para irte introduciendo poco a poco y luego a lo mejor dar el salto a la novela?

- No, porque lo de mis cuentos fue también algo casual. Estando en el taller con Rosario Izquierdo, me dijo que había un concurso de cuentos infantiles en Dos Hermanas y que por qué no me presentaba, y le dije que lo iba a intentar pese a que nunca había escrito alguno. Y por ahí vinieron. Y no creas que es tan sencillo, porque, además de crear una historia, también hago los dibujos, que la verdad que me cuestan mucho.

- Se ve que eres una mujer muy comprometida no sólo con los derechos de la infancia, sino también de la mujer. ¿Eso lo reflejas también en tus textos?

- Claro, sobre todo con textos míos que comparto en redes o que he publicado en ‘El Nazareno’ y en ‘La Semana’, en los que siempre hablo de que todos sumamos. Existe la creencia de que somos una pequeña gota de agua en el mar y de que nuestras acciones no llegan a ninguna parte, cuando yo sé que llegan a algún sitio porque, como poco, se refleja en nuestro entorno más próximo, y si consigo que se contagie, pues poco a poco podemos crear un movimiento positivo.

- ¿Tienes algún blog?

- No, pero lo estoy creando.

- En cualquier caso, la escritura es algo que te llena mucho.

- Totalmente. Desde pequeña estoy llenando libretas. Es curioso que de joven todo el mundo escribe las típicas poesías de amor, entre ellas yo, pero en mi caso además yo ya me quejaba de las normas sociales, de eso que no está escrito en ninguna parte porque no es una ley, pero que todo el mundo espera que lo cumplas. Y yo desde pequeña me decía que a mí me gustaba bajar a la calle y sentarme con mi amiga o con mi amigo a charlar sin que la gente lo viera mal, y luego escribía de ese tipo de cosas. Valoraba también mucho la amistad y lo importante que es tener a una persona que comparta contigo cosas y que te escuche.

- ¿Cómo te embarcaste en el proyecto de la Asociación Literaria ‘Alnazar’?

- Como siempre, sin pensarlo, porque como lo haga, no me meto [se ríe]. Todo esto surgió porque el año pasado teníamos muchas inquietudes y muchas ganas de estar en la Feria del Libro, pero no pudo ser. Al final, acabamos juntándonos algunos, entre ellos Andrés Cañas, que fue quien tuvo la idea, Luis Gallardo y Miguel Ángel Pérez, de ‘Living Book’, entre otros, y nos dijimos que hacía falta algo que nos impulsara. La escritura se sabe que es muy bonita, pero muy solitaria, y la verdad es que no sabíamos ni cómo actuar ante la publicación de un libro ni cómo enfrentarnos a la distribución. Hay quien dice eso de que juntos se llega más lejos, que parece reivindicativo, pero yo no estoy reivindicando nada, ni voy contra nadie. En nuestro caso, es que nos ayudamos los unos a los otros. Si una persona tiene conocimientos de algo y los puede aportar, bienvenido sea. Nosotros queremos hablar con editoriales y emprender muchos proyectos, queremos aprender para crecer juntos y para tener un poco más de repercusión, porque lo difícil no es escribir un libro, sino que llegue a los lectores, y ahí es donde tenemos que trabajar mucho.

- Este año sí estáis presentes en la Feria del libro, gracias sobre todo a ‘Living Book’, una cafetería-librería que parece que está haciendo un poco de nexo de unión entre todos los que integráis esta Asociación.

- Pues sí, porque, además, Miguel Ángel es también miembro de ‘Alnazar’. Es lo que te comentaba antes, que cada uno pone los recursos que tiene. Si yo, por ejemplo, soy buena haciendo carteles o diseñando, pues lo pongo a disposición de la Asociación; si Miguel Ángel puede proporcionarnos un lugar para presentar los libros, pues nos deja su local; si Andrés Cañas, que es un estupendo relaciones públicas, atrae socios y habla con la prensa, pues fantástico; si Eduardo, pese a que no ha publicado nada aún, está dispuesto todos los días a colaborar… pues bienvenido sea.

- ¿Cómo estás viendo el desarrollo de la Feria del Libro?

- Yo estoy muy contenta. Se están vendiendo libros, la gente viene y pregunta por los autores locales, porque le gusta que estemos aquí autores de nuestra ciudad y que les firmemos libros, y eso es maravilloso.

FRANCISCO GIL / ANDALUCÍA DIGITAL
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