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José Antonio Hernández | Los ritos y las ceremonias de nuestra Semana Santa

Nuestra Semana Santa –una manifestación de religiosidad popular en la que participan activamente ciudadanos de diferentes edades, de distintos niveles culturales e, incluso, de diversas convicciones ideológicas– posee unos valores importantes que contribuyen a nuestro bienestar individual, familiar y social como, por ejemplo, la paciencia, la humildad, el perdón, la misericordia, la paz, el amor, la compasión, la esperanza, el silencio, la palabra o el amor.


Los ritos de las ceremonias del culto son lenguajes que poseen significados y claves para interpretar y para mejorar nuestra realidad cotidiana. Los símbolos religiosos –como los científicos, estéticos y literarios– nos sirven para interpretar el mundo real y para crear unos mundos posibles y más habitables.

Son procedimientos que estimulan la imaginación, iluminan la inteligencia, conmueven los sentimientos, espolean la voluntad para realizar acciones nobles humanas y humanitarias. Son muestras de belleza, productos de la inspiración y de las habilidades de artistas y de artesanos como, por ejemplo, la imaginería, los bordados, los ornamentos, la orfebrería, las marchas fúnebres, las saetas, el toque de clarines y el sonido de los tambores. Las luces, los colores, los sonidos, las melodías, los ritmos y los silencios transmiten sensaciones que se asocian a los sentimientos y conectan con los pensamientos que orientan y estimulan nuestras conductas.

Todos nos envían mensajes cargados de esperanzas de una vida mejor. Sus contenidos valen mientras están vigentes en nuestros sentimientos, mientras que los evocamos siempre que sean más que vocalizaciones vacías. Las imágenes de la escritura, la pintura, la literatura o la música son figuras reconocibles en nuestro mundo real que siguen vivas y que, por eso, despiertan nuestro respeto, admiración, deseos, esperanzas y amor: son formas bellas de introducir unas gotas de felicidad en nuestro mundo preocupado, triste y desesperanzado.

Sería erróneo y peligroso, sin embargo, que las interpretáramos literalmente sin descubrir sus hondos significados. Por eso es necesario que los mensajes simbólicos de los ritos y de las ceremonias nos los expliquen con claridad y en un lenguaje actual para que, además de comprender sus significados, podamos vivirlos de manera coherente. La lectura literal de los ritos y de los símbolos, a veces, es un síntoma claro de ignorancia, de torpeza o de voluntad sectaria.

JOSÉ ANTONIO HERNÁNDEZ GUERRERO
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