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Juan José Hidalgo: “El tablero de ajedrez debe ser una escuela de razonamiento”

CONVERSACIONES DE AGOSTO. A Juan José Hidalgo lo conocen todos en Dos Hermanas como ‘Maestro’, pero cuando se comprende la labor tan importante que ha desarrollado durante años en el mundo del ajedrez, en su enseñanza y en su difusión, seguro que no habría ningún inconveniente en agrandarle el nombre y llamarlo más acertadamente ‘Gran Maestro’.


Juan José Hidalgo Mateo nació hace 70 años en la vecina Alcalá de Guadaíra, donde con tan sólo 12 años ya empezó a verse atraído por las cuadrículas de un tablero y, sobre todo, por la inalcanzable lógica de unas piezas que se mueven con sentido pero sin limitaciones.

Pese a su prometedor inicio como jugador en el mundo del ajedrez, con una Elo de 2.300, Juan José sintió también desde muy joven que su labor iría más bien dirigida a la enseñanza de este “juego, deporte, arte, ciencia”, que nadie aún sabe bien, estando en posesión del título nacional de entrenador y de monitor de base.

Aún hoy, pese a encontrarse ya jubilado [“Pero yo me veo muy bien, ¡eh! Yo estoy hecho un chiquillo”], su vida sigue centrada por entero a la enseñanza del ajedrez, y en seguir ensanchando el horizonte de la Casa del Ajedrez para que el tablero siga siendo “una escuela de razonamiento” y, sobre todo, para que los niños y niñas de Dos Hermanas “se diviertan y jueguen”.

- ¿Cómo entras en el mundo del ajedrez?

- Fue en Alcalá, donde yo vivía. Allí estaba la Peña Ajedrecística Oromana, que tenía y tiene mucha solera, y donde el ajedrez estaba muy arraigado. Se trata de uno de los clubs más importantes que ha habido históricamente en Andalucía. Y con 12 añitos me iba allí a jugar al ajedrez. Desde entonces, mi mundo ha sido el tablerito.

- ¿Por qué te llamó la atención el ajedrez?

- Yo conocí en Alcalá a Ernesto Palacios de la Prida, que fue campeón de España, y como yo pasaba por los antiguos colegios Salesianos y los veía jugando, me llamó la atención. Empecé a ir, me fue entusiasmando y desde entonces he estado dedicado a este mundo.

- ¿A qué nivel llegaste como jugador?

- Al de Maestro Nacional. Mi Elo, que es lo que determina la fuerza de un jugador, era de casi 2.300. Mi nivel era bueno. Yo estuve compitiendo, pero casi al mismo tiempo empecé también a dar clases allí en Alcalá. Y una vez que llegué a Dos Hermanas, se creó el proyecto de la Casa del Ajedrez, y ya fue cuando me dediqué en exclusiva a la enseñanza.

- ¿Qué viste en el ajedrez para que te llamara tanto la atención?

- La belleza que tiene el juego…, bueno, juego, deporte, arte, ciencia, porque esto es una maravilla. La mente se despeja, aleja fantasmas. Como juego es una preciosidad. Cuanto más juegas, más te gusta, y cuanto más nivel se tenga, más se aprecia. ¡La belleza y lo inconmensurable que es el tablero de ajedrez! Es decir, la mente no domina el tablero. Es imposible. Hasta los más grandes del mundo cometen errores. Esto es diabólico. Un juego bello.

- ¿Pero puede llegar a ser enfermizo?

- Hombre, no conviene obsesionarse. Esto hay que dosificarlo, como cualquier otra actividad. No es bueno obsesionarse porque te puede traer consecuencias. Pero yo prefiero una obsesión moderada con el ajedrez a otro tipo de cuestiones. Por eso me parece muy lindo que los niños y niñas practiquen este juego.

- ¿Y cómo aterrizas en Dos Hermanas?

- Mi mujer, María José Begines, es de aquí, y por eso me vine a vivir a Dos Hermanas. De eso hace unos 37 años. El ajedrez siempre se jugó también mucho en Dos Hermanas. La Peña Bética fue una de las pioneras, de manera que cuando llegué, aterricé allí. Yo era entonces secretario de la Federación Andaluza de Ajedrez, y cuando venía por la tarde desde Sevilla, que es donde estaba la Federación y donde yo trabajaba, pues me iba a la Peña Bética.

- ¿Creo que tus hijos también juegan al ajedrez?

- Sí, tengo tres ajedrecistas, Pablo, Dani y Juanjo, y los tres juegan porque yo, cuando se abrió la Casa del Ajedrez, los dejaba jugar allí. Y hoy en día son jugadores de primera fila. Tienen un Elo de 2.000, que es un ranking muy fuerte. Pero no se dedican a este deporte. Ellos juegan por diversión. Los tengo además metidos en los equipos del Club de Ajedrez de Dos Hermanas.

- Dos Hermanas ha destacado por la organización de grandes torneos, ¿no?

- Siempre. Aquí se empezaron a organizar unos súper torneos de ajedrez en la época que estaba Zurita de delegado de Deportes, que se jugaban en el Hotel La Motilla. Eran torneos cerrados, con diez jugadores invitados, donde se jugaban nueve rondas, y por allí pasó toda la élite del ajedrez mundial. Joaquín Espejo, que era el organizador, me puso a mí entonces de árbitro de estos torneos. Y ya en la época María Antonia Naharro como delegada de Deportes, fue cuando surgió el proyecto de la Casa del Ajedrez, que al principio se encontraba en la calle Lamarque de Novoa. Ella me preguntó qué se podía hacer en Dos Hermanas con el ajedrez y le presenté ese proyecto, que se canalizaba también dentro de las Escuelas Municipales, que, por cierto, siempre han sido un éxito. Y te puedo decir que últimamente, el municipio donde más jugadores había federados era Dos Hermanas. Aquí hemos llegado a tener hasta setenta federados.

- En relación con los torneos internacionales de ajedrez, ¿el de Dos Hermanas era equiparable al de Linares?

- No te voy a decir que mejor, pero sí que estaba al mismo nivel. Por Dos Hermanas han pasado los más grandes jugadores de la historia en esas fechas, como Karpov, Kasparov, Krámnik o Topalov, todos campeones del mundo, y entre los españoles, Miguel Illescas. Como se ve, la nómica era impresionante. El primer Torneo Internacional de Dos Hermanas se jugó en el año 1989, y así estuvimos durante varios años hasta que la crisis provocó que esos torneos dejaran de jugarse, y fue cuando se empezó con los opens internacionales Ciudad de Dos Hermanas, que ya van por su 35 edición.

- ¿Se puede decir que Dos Hermanas tiene cierto nombre en el mundo del ajedrez en España?

- Sí, porque todos esos torneos, sobre todo a raíz de su difusión por internet, han llegado a todo del mundo. De hecho, los libros sobre ajedrez están llenos de referencias a Dos Hermanas.

- ¿Y ha salido de Dos Hermanas algún jugador que haya despuntado?

- Sí, claro. Aquí tenemos maestros internacionales, como Juan Manuel Gutiérrez Jiménez, Jorge Rincón Bascón, Pablo Hidalgo Begines, Maricielo Velandrino Gómez, Ana de Dios Dorado o Sergio Díaz Castro. Y la verdad es que desde entonces, esto no ha parado de crecer.

- ¿En qué puede influir el ajedrez en la educación de los niños y niñas?

- El ajedrez siempre les va a ayudar. Hay que tener presente que el ajedrez se practica a todos los niveles, y los ayuntamientos son además conscientes de ello. Si nos ponemos a mirar a la provincia de Sevilla, en la mayoría de los municipios se da el ajedrez, y los maestros y maestras están encantadísimos de que los niños lo practiquen. Dos Hermanas lo ha potenciado siempre mucho. María Antonia Naharro creó el proyecto del Ajedrez en la Escuela, promocionándose mucho este deporte. Y de ahí nació además lo que es la Fiesta del Ajedrez, que es una maravilla y que llega a reunir a quinientos niños. La verdad es que el ajedrez ha crecido mucho en Dos Hermanas.

- ¿Cuándo se abre la actual Casa del Ajedrez en el edificio de Huerta Palacios?

- Como ya te comenté, la primita se abrió en 1996 en la calle Lamarque de Novoa, y que por cierto lo inauguró Karpov. Y fue en 1998 cuando nos vinimos a nuestra actual sede, que, como verás, es una maravilla.

- ¿Y qué se hace aquí?

- Pues enseñar a jugar al ajedrez. Damos clases de iniciación, de perfeccionamiento…

- ¿Y puede venir por la Escuela quien quiera?

- Las puertas de esta Casa están abiertas para todo el que quiera, ya sean niños o mayores. Hay unos horarios de escuela, para la que contamos con monitores, y a partir de las siete y media, esto es como quien quiere ir a la Biblioteca Municipal. Y la verdad es que viene mucha gente porque en Dos Hermanas hay una gran afición. El ajedrez ha crecido mucho y a este deporte lo conoce ya hasta el gato. Nuestra Escuela la concebimos a nivel formativo, porque aquí no pretendemos sacar a grandes maestros. Hombre, si llega, estupendo, pero aquí lo importante es que para el niño o la niña el tablero sea una escuela de razonamiento, y que se divierta y juegue. La verdad es que contamos con un gran apoyo de la Delegación de Deportes, que ayuda bastante. No hay más que ver este local. Aquí, cuando jugamos torneos por equipos, los jugadores de fuera ven el local y nos dicen que ya a ellos les gustaría contar con unas instalaciones como las nuestras, lo que a mí me produce cierta satisfacción.

- ¿Tú vienes por aquí todos los días?

- Yo es que me encuentro muy bien aquí. El tablerito es mi vida. ¿Qué haría yo sin el tablerito?

- ¿Y sigues jugando?

- Sí, sí, pero a nivel de club. Nosotros tenemos el Club de Ajedrez Dos Hermanas, del que soy fundador, y que tiene un equipo con su presidente, Fermín Hidalgo, a la cabeza, donde contamos con muchos chiquillos. El Club se dedica a la promoción del ajedrez, a la cantera, sin perjuicio de otros que ya son adultos y que ya están hechos, a los que federamos para que no jueguen sólo como equipo, aunque cubrimos todas las categorías. En nuestro Club tenemos equipos muy fuertes, e incluso en una hemos llegado a la clasificación para la División de Honor, que es ya un grupo selecto de diez equipos de Andalucía en el que se lucha para conseguir el Campeonato de España.

- ¿Has ganado como jugador individual algún torneo significativo?

- Sí. El primer Open de Sevilla, con 16 o 17 años, por ejemplo. Pero, al final, lo mío es la enseñanza, porque ya en la Peña de Oromana vieron que yo tenía capacidades didácticas. Y eso es a lo que al final he dedicado mi vida.

- ¿Qué le falta a España para que algún día pueda contar con un campeón del mundo?

- Eso son genios que nacen. ¿Por qué en Rusia siempre suele haber campeones? Primero porque allí el ajedrez es una asignatura obligatoria en la escuela y luego porque hay millones de personas. En España hay gente muy buena, contamos con varios grandes maestros, el más conocido es Illescas, pero también en tiempos se contó con Arturo Pomar, y ahora hay algunos jóvenes también que son grades maestros y que representan a España muy bien, pero para competir a ese nivel hay que ser un genio. El maestro se hace, pero el genio nace.

- ¿Y hasta cuándo vas a seguir por la Casa del Ajedrez?

- No sé. Un día le dije a Victoria Tirsa Hervás, nuestra actual delegada de Deportes, que yo quería morirme en un tablerito. ¿A dónde voy a ir yo ahora, si aquí soy capitán general? Aquí me lo paso de miedo. Es verdad que cuento con un equipo bastante lindo, que colabora mucho y que me permite estar más relajado, pero es que yo todavía sigo aprendiendo continuamente, sobre todo de los niños.

FRANCISCO GIL / ANDALUCÍA DIGITAL
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