¿Cómo va la cosa, bro? A mí me va bien. Podría irme mejor, por supuesto, pero no me voy a quejar. Un auténtico estoico no se queja. En todo caso, actúa. Séneca lo decía —o algo así—, y lo sé porque tengo un diario escrito por americanos donde leo todas las mañanas una frase escogida de un autor estoico. ¿Leer a Séneca directamente? ¿Quién tiene tiempo? ¡Tempus fugit!
No te equivoques. No soy como esos pringados que se creen que pueden obtener el éxito ahorrando para un piso. Si quieres hacer las cosas bien, no puedes formar parte del rebaño. Yo invierto en bitcoins y en algunos fondos de riesgo, tal y como aconsejan todos los influencers que saben de lo que hablan.
¿Leer? ¡Claro que leo! Que no quiera leer las obras completas de un autor grecolatino no significa que no tenga mis inquietudes. Eso sí, solo lo que es útil: Hábitos atómicos, Las 48 leyes del poder, Cómo mandar a la mierda de manera educada, Los hombres son de Marte, las mujeres son de Venus, El poder del ahora… Cosas así. Aunque no te confundas. También leo con atención libros sobre inversión y finanzas, como El inversor inteligente, Padre rico, padre pobre o Un paso por delante de Wall Street.
Ya te habrás dado cuenta de que soy un hombre comprometido con el éxito por encima de todo. Respeto a las mujeres y a los homosexuales, por supuesto. Que cada uno sea como quiera. Eso sí, por el mojino ni el pelo de una gamba. ¡Yo soy muy hombre! ¡Libertad absoluta! No como esos putos rojos, que siempre quieren robar tus beneficios con impuestos. Para que Ábalos se los gaste en putas, ¡ya me los gasto yo! Es mi sueño más inconfesable: estar rodeado de lujos, prostitutas —que se dejan trincar por elección propia— y respeto. Sobre todo, respeto.
Pero el éxito no viene solo. Hay que atraerlo: procuro comprar ropa cara, mostrarme serio y ser disciplinado con el gimnasio. Mi trabajo de repartidor no me permite mucho ahora mismo, pero mi madre me ayuda con el alquiler. ¡Por lo menos he salido por fin de casa! Las conquistas no se consiguen de un día para otro.
¿Pareja estable? Eso es de pringados. Hoy estoy con esta, mañana con aquella. Aunque no tengo mucho acierto, también tengo que decirlo. Tampoco me sobra el tiempo. ¡Tengo tantas relaciones en línea que cuidar! Mi cuenta de Instagram es el reflejo virtual de mi vida real, y tengo que mostrarme como quiero que me vean: trabajador, disciplinado, musculoso y, por encima de todo, exitoso.
¿Que con qué estoy ahora? Bueno, llegan las Navidades y, con ellas, el aguinaldo de la abuela. ¡Hay que invertirlo apropiadamente! Y me has pillado escuchando el último podcast de un exitoso broker, que va avisando de las principales tendencias del mercado. Pero lo siento, es información reservada para mí y para los bros que comparten mi senda a la gloria. ¡La libertad financiera está a la vuelta de la esquina! Solo necesito que el bitcoin suba un poco más y que la abuela llegue al 31 de diciembre con cierta lucidez. ¡Hasta la próxima!
Haereticus dixit
No te equivoques. No soy como esos pringados que se creen que pueden obtener el éxito ahorrando para un piso. Si quieres hacer las cosas bien, no puedes formar parte del rebaño. Yo invierto en bitcoins y en algunos fondos de riesgo, tal y como aconsejan todos los influencers que saben de lo que hablan.
¿Leer? ¡Claro que leo! Que no quiera leer las obras completas de un autor grecolatino no significa que no tenga mis inquietudes. Eso sí, solo lo que es útil: Hábitos atómicos, Las 48 leyes del poder, Cómo mandar a la mierda de manera educada, Los hombres son de Marte, las mujeres son de Venus, El poder del ahora… Cosas así. Aunque no te confundas. También leo con atención libros sobre inversión y finanzas, como El inversor inteligente, Padre rico, padre pobre o Un paso por delante de Wall Street.
Ya te habrás dado cuenta de que soy un hombre comprometido con el éxito por encima de todo. Respeto a las mujeres y a los homosexuales, por supuesto. Que cada uno sea como quiera. Eso sí, por el mojino ni el pelo de una gamba. ¡Yo soy muy hombre! ¡Libertad absoluta! No como esos putos rojos, que siempre quieren robar tus beneficios con impuestos. Para que Ábalos se los gaste en putas, ¡ya me los gasto yo! Es mi sueño más inconfesable: estar rodeado de lujos, prostitutas —que se dejan trincar por elección propia— y respeto. Sobre todo, respeto.
Pero el éxito no viene solo. Hay que atraerlo: procuro comprar ropa cara, mostrarme serio y ser disciplinado con el gimnasio. Mi trabajo de repartidor no me permite mucho ahora mismo, pero mi madre me ayuda con el alquiler. ¡Por lo menos he salido por fin de casa! Las conquistas no se consiguen de un día para otro.
¿Pareja estable? Eso es de pringados. Hoy estoy con esta, mañana con aquella. Aunque no tengo mucho acierto, también tengo que decirlo. Tampoco me sobra el tiempo. ¡Tengo tantas relaciones en línea que cuidar! Mi cuenta de Instagram es el reflejo virtual de mi vida real, y tengo que mostrarme como quiero que me vean: trabajador, disciplinado, musculoso y, por encima de todo, exitoso.
¿Que con qué estoy ahora? Bueno, llegan las Navidades y, con ellas, el aguinaldo de la abuela. ¡Hay que invertirlo apropiadamente! Y me has pillado escuchando el último podcast de un exitoso broker, que va avisando de las principales tendencias del mercado. Pero lo siento, es información reservada para mí y para los bros que comparten mi senda a la gloria. ¡La libertad financiera está a la vuelta de la esquina! Solo necesito que el bitcoin suba un poco más y que la abuela llegue al 31 de diciembre con cierta lucidez. ¡Hasta la próxima!
Haereticus dixit
RAFAEL SOTO ESCOBAR
ILUSTRACIÓN: ISABEL AGUILAR
ILUSTRACIÓN: ISABEL AGUILAR




























