El Jueves Santo volvió a ser una jornada en la que las dos cofradías que salieron supieron llenar de esplendor las calles de Dos Hermanas, cada una con sus particulares características y que consiguieron llenar de contrastes un día de nuevo de mucho calor en las horas principales, pero que consiguieron una vez más aportar su entrega y devoción a una Semana Santa que está resultando ejemplar.
La primera de las cofradías en realizar su salida fue la de la Sagrada Cena y, a pesar de que a las 16:30 horas el sol se mostraba dominante, era mucha la expectación que se había creado en torno al nuevo equipo de capataces que comandaba Ricardo Almansa, y la verdad es que no defraudaron.
Desde el comienzo, se vio otro talante, otras maneras, otros andares, que fueron rubricados en aquellos momentos que se vivieron de forma más especial, como las presentaciones ante las casa-hermandad de La Borriquita o la Oración en el Huerto, en la Carrera Oficial y, de forma muy significativa, en el momento de la recogida.
Pero también lo estuvieron en otros detalles, como el que se vivió en la calle Alarcón cuando el palio con Nuestra Señora del Amparo y Esperanza se detuvo ante la casa de una familia tras conocer que dos mujeres mayores mostraron su deseo de ver el rostro de la Virgen, algo complicado en una calle tan estrecha. El paso de detuvo, giró hasta situarse justo de frente y el capataz alertó a su cuadrilla para dedicarle una levantá que auténticamente llegó hasta el cielo.
Pero esa impronta, que ayudó a que esta Cofradía vaya tomando de nuevo el cuerpo que necesita, se vivió igualmente en las presentaciones ante las sede de cofradías hermanas, como la Oración en el Huerto o La Borriquita, luciéndose sus pasos en ambos casos y dando la impresión de que iban a entrar en sus casa-hermandad. Gestos que fueron reconocidos por los allí congregados con fuertes aplausos.
Y así se sucedieron unos y otros momentos a lo largo de su recorrido, que se vieron culminados cuando de nuevo la cofradía entró en su barrio, donde era esperada por muchísimas personas, y que la acompañaron hasta su entrada, que se produjo, en el caso del Palio, a las 23:30 horas, premiando con su entrega a unas cuadrillas que han devuelto la ilusión a muchos cofrades.
El respeto al Cristo de la Vera-Cruz
Cuando a las 20:00 horas se abrieron las puertas de la Capilla de San Sebastián, ese público que siempre se muestra fiel a su cofradía ya ocupaba en su totalidad el espacio de la pequeña plaza que la precede y que continúa por la calle Mena Martínez, acompañando con su respetuoso silencio a la antigua imagen del Cristo de la Vera-Cruz, que se mostraba majestuoso tras su reciente restauración.
Y, tras Él, el palio con la Virgen del Mayor Dolor, que de forma elegante se fue abriendo paso entre los feligreses y devotos a los sones de la Agrupación Musical Utrerana. Unos primeros metros por la estrechez de la calle San Sebastián y por otras calles de su feligresía, hasta que se dirigieron ambas imágenes hacia la Carrera Oficial, donde ese profundo respeto hacia el Señor y la Virgen se vio reflejado con todos los presentes puestos en pie.
Una de las notas de 'color' de esta cofradía estuvo en el hecho de que, por primera vez, se creara un tramo de monaguillos, que se ubicó justo delante del palio de la Virgen, integrado por niños menores de 10 años de edad, y que dibujó, sin duda, estampas muy emotivas y hasta simpáticas.
El discurrir normal de la Cofradía sufrió alguna variación en el cumplimiento de su horario de inicio de la Carrera Oficial, por motivos que ahora la Junta de Gobierno de la Hermandad tendrá que analizar, lo que hizo que, a partir de ahí, arrastrara un retraso de una media hora, de forma que la entrada en su templo, en el caso del Palio, se realizara sobre las 02:00 horas, cuando la hora prevista era las 01:30 horas.
En cualquier caso, los cofrades de Dos Hermanas que reconocen la emoción y el colorido en el que se envuelve esta Cofradía cuando regresa a su Capilla, se mostraron fieles cuando alcanzó esas inmediaciones, llenando de nuevo un espacio que parece auténticamente mágico y como sacado de otra época, y premiando con su silencio el respeto a sus titulares.
Imágenes del Jueves Santo

La primera de las cofradías en realizar su salida fue la de la Sagrada Cena y, a pesar de que a las 16:30 horas el sol se mostraba dominante, era mucha la expectación que se había creado en torno al nuevo equipo de capataces que comandaba Ricardo Almansa, y la verdad es que no defraudaron.
Desde el comienzo, se vio otro talante, otras maneras, otros andares, que fueron rubricados en aquellos momentos que se vivieron de forma más especial, como las presentaciones ante las casa-hermandad de La Borriquita o la Oración en el Huerto, en la Carrera Oficial y, de forma muy significativa, en el momento de la recogida.
Pero también lo estuvieron en otros detalles, como el que se vivió en la calle Alarcón cuando el palio con Nuestra Señora del Amparo y Esperanza se detuvo ante la casa de una familia tras conocer que dos mujeres mayores mostraron su deseo de ver el rostro de la Virgen, algo complicado en una calle tan estrecha. El paso de detuvo, giró hasta situarse justo de frente y el capataz alertó a su cuadrilla para dedicarle una levantá que auténticamente llegó hasta el cielo.
Pero esa impronta, que ayudó a que esta Cofradía vaya tomando de nuevo el cuerpo que necesita, se vivió igualmente en las presentaciones ante las sede de cofradías hermanas, como la Oración en el Huerto o La Borriquita, luciéndose sus pasos en ambos casos y dando la impresión de que iban a entrar en sus casa-hermandad. Gestos que fueron reconocidos por los allí congregados con fuertes aplausos.
Y así se sucedieron unos y otros momentos a lo largo de su recorrido, que se vieron culminados cuando de nuevo la cofradía entró en su barrio, donde era esperada por muchísimas personas, y que la acompañaron hasta su entrada, que se produjo, en el caso del Palio, a las 23:30 horas, premiando con su entrega a unas cuadrillas que han devuelto la ilusión a muchos cofrades.
El respeto al Cristo de la Vera-Cruz

Cuando a las 20:00 horas se abrieron las puertas de la Capilla de San Sebastián, ese público que siempre se muestra fiel a su cofradía ya ocupaba en su totalidad el espacio de la pequeña plaza que la precede y que continúa por la calle Mena Martínez, acompañando con su respetuoso silencio a la antigua imagen del Cristo de la Vera-Cruz, que se mostraba majestuoso tras su reciente restauración.
Y, tras Él, el palio con la Virgen del Mayor Dolor, que de forma elegante se fue abriendo paso entre los feligreses y devotos a los sones de la Agrupación Musical Utrerana. Unos primeros metros por la estrechez de la calle San Sebastián y por otras calles de su feligresía, hasta que se dirigieron ambas imágenes hacia la Carrera Oficial, donde ese profundo respeto hacia el Señor y la Virgen se vio reflejado con todos los presentes puestos en pie.
Una de las notas de 'color' de esta cofradía estuvo en el hecho de que, por primera vez, se creara un tramo de monaguillos, que se ubicó justo delante del palio de la Virgen, integrado por niños menores de 10 años de edad, y que dibujó, sin duda, estampas muy emotivas y hasta simpáticas.
El discurrir normal de la Cofradía sufrió alguna variación en el cumplimiento de su horario de inicio de la Carrera Oficial, por motivos que ahora la Junta de Gobierno de la Hermandad tendrá que analizar, lo que hizo que, a partir de ahí, arrastrara un retraso de una media hora, de forma que la entrada en su templo, en el caso del Palio, se realizara sobre las 02:00 horas, cuando la hora prevista era las 01:30 horas.
En cualquier caso, los cofrades de Dos Hermanas que reconocen la emoción y el colorido en el que se envuelve esta Cofradía cuando regresa a su Capilla, se mostraron fieles cuando alcanzó esas inmediaciones, llenando de nuevo un espacio que parece auténticamente mágico y como sacado de otra época, y premiando con su silencio el respeto a sus titulares.
Imágenes del Jueves Santo











FRANCISCO GIL CHAPARRO / REDACCIÓN