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Gregorio Sillero: "En mi pregón digo que la mejor Semana Santa somos nosotros mismos"

El sacerdote don Gregorio Sillero pronuncia este domingo, día 13 de marzo, a las 12:30 horas en el Teatro Municipal, el Pregón de la Semana Santa que organiza el Consejo de Hermandades y Cofradías de Dos Hermanas. Y lo hará rodeado de la gran expectación que ha levantado en el mundo cofrade quien, durante los últimos once años, ha sido párroco de Nuestra Señora de la Oliva.

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Don Gregorio Sillero, sevillano del barrio del Tardón, donde nació hace 38 años, recibió la noticia de que el Consejo de Hermandades quería que se convirtiera en pregonero de la Semana Santa de 2016 pocos días después de que el Arzobispado de Sevilla le comunicara que en septiembre de 2015 debía tomar posesión como nuevo titular de la Parroquia de Nuestra Señora de Belén, en Tomares, al tiempo que lo nombraba defensor del vínculo del Tribunal Interdiocesano de Primera Instancia.

Concluía así una larga etapa, que se prolongó durante once años, durante la cual don Gregorio Sillero consiguió imprimir a la Parroquia de La Oliva una profunda transformación, no sólo espiritual sino también arquitectónica. Ahora, tras su marcha de Dos Hermanas, regresa por unas horas a esta ciudad para tratar de transmitir a los nazarenos y nazarenas cuál es su visión de la Semana Santa.

- ¿Recuerda aún el día que llegó a Dos Hermanas?

- Yo llegué a Dos Hermanas el 19 de septiembre de 2004. Estaba recién ordenado sacerdote, canté misa el día 14 en la Parroquia de San Joaquín, en El Tardón, mi parroquia de toda la vida, y me incorporé en un primer momento a Nuestra Señora de Valme y Beato Marcelo Spínola, en La Motilla, donde estuve un año, porque el 18 de septiembre de 2005 tomé ya posesión como párroco de Nuestra Señora de La Oliva y San José Obrero.

- ¿Cómo era La Oliva de entonces?

- Cuando llegué a La Oliva recuerdo que el patio era de albero y que tenía unas hierbas así de altas, con una separación total entre el templo y los salones parroquiales. Y recuerdo además una iglesia muy pequeña, que me agobiaba, de ahí mi afán por hacer obras y por contar con un lugar con luz y espacio. Yo, como buen andaluz, con luz y espacio soy feliz. El interior de La Oliva tenía unos techos muy bajos y unos pilares muy grandes, y la misa no la celebraba como yo quería, porque a mí me gusta ver a la gente. Entonces, planteé el tema a un amigo arquitecto, pero se iba de precio, hasta que conocí a Rafael López y Daniel Conesa, y poco a poco lo fuimos concretando todo hasta conseguir que se hiciera la nueva parroquia. Desde luego, si no llega a ser por el apoyo de los arquitectos y del Ayuntamiento de Dos Hermanas, el templo nuevo no se hubiera llevado a cabo nunca.

- Cuando le comunican, después de cumplir este deseo, que se debe marchar a Tomares, es como si en La Oliva dejara parte de un sueño.

- Claro. Además es que tuve la oportunidad de hacer el diseño de la parroquia a mi gusto, hablando con los arquitectos, dándole al patio el sentido de comunidad que yo quería, para que se convirtiera en lugar de encuentro, de fiesta..., algo que facilita la comunicación y el encuentro. Es algo que yo echo de menos en Tomares, porque la gente viene a misa y se va porque no tiene un lugar de encuentro, y es importante que la gente viva la fe de otra manera.

- Y cuando ya conocía que se tenía que marchar, llega el Consejo de Hermandades y Cofradías y le nombra pregonero de la Semana Santa de Dos Hermanas.

- Cuando me lo comunicaron por primera vez fue tras la primera misa de Alberto Jaime Manzano. Estábamos tomando una copita del patio, y me dijeron que si yo estaba dispuesto a ser pregonero. En ese momento me cogió un punto de debilidad y dije que sí. Ese día estaba siendo para mí muy duro, porque yo sabía que me iba desde el 31 de mayo, aunque no se hizo público hasta el 29 de junio. Y la primera misa de Alberto fue el 2 de julio. Además, estaba ya en el Tribunal Interdiocesano, y yo tenía claro que no podía trabajar aquí y ser párroco de La Oliva porque yo no descansaba.

- ¿Y cómo vivió el proceso desde que le comunican que iba a ser pregonero y hasta que comenzó a escribir?

- Cuando fui consciente realmente de lo que había aceptado, me dije a mí mismo que me había metido en un lío tremendo, porque no tengo tiempo, porque es una responsabilidad, porque, aunque yo soy cofrade e incluso di en 2007 el Pregón del Costalero, no estoy medito tan de lleno en ese mundo... El caso es que para concentrarme decidí irme tres días a principios de enero a la Parroquia del Carmen, en La Antilla, cuyo párroco es amigo mío, con la intención de escribir el pregón, pero la verdad es que no pude hacer nada. Y me llegué a agobiar. Entonces, invoqué al Espíritu Santo, al que escribí un poema, y a raíz de ahí un martes por la tarde de finales de enero, que es el día que tengo más libre, empecé a escribir, prácticamente hasta la madrugada, y así durante tres martes seguidos más.

- Dice usted que no es pregonero al uso, pero, sin embargo, ha recurrido a poemas para su pregón.

- Sí. Mi idea era hacer un pregón cofrade para los cofrades de Dos Hermanas, porque yo sé que no esperan de mí ni una homilía ni un sermón, ni un pregón al estilo de Javierre. Yo he pensado que me han elegido porque esperan de mí un pregón cofrade por la experiencia que yo he adquirido en Dos Hermanas como párroco. Un pregón tiene un formato y un estilo literario, y tenía que ceñirme a ello, aunque no es el que más me gusta, porque no es mi estilo. Entonces, me empapé de Rodríguez Buzón y, como quería algo un poco más actualizado, también de Carlos Herrera. De esta forma, mi pregón tiene una parte es más clásica, otra es más moderna, incluso toques de humor y otras a lo mejor demasiado tristes..., casi como si fuera una tragicomedia griega. Yo, cuando escribía, me quería meter en el contexto de las imágenes y para ello me ponía delante una fotografía, consiguiendo en algunos casos escribir casi llorando.

- ¿Qué impresión le gustaría que se llevaran las personas que asistan a su pregón?

- Que la mejor Semana Santa somos nosotros. Y el mensaje es que tenemos que ser otros Cristo en medio del mundo. O sea, que lo que vivimos a través de unas imágenes sagradas y a través de una vida de hermandad, tiene que estar en medio de un mundo secularizado haciendo presente al mismo Cristo. Y, como estamos en el año de la Misericordia, mostrando la misericordia del Padre, como hizo también Cristo. Lo que quiero expresar es que somos Cristo vivo, de forma que lo que sale a la calle son imágenes sagradas pero que se hacen patentes a través de personas.

- ¿En qué le ha podido servir ser párroco en Dos Hermanas para escribir el pregón?

- Me ha servido porque como sacerdote he tocado la fibra más honda de determinadas personas de Dos Hermanas que han vivido la identificación con Cristo a través de su vida en oración, de su caridad, de su drama... Entonces, el hecho de haber acompañado a enfermos en su agonía me ha permitido ver la identificación con Cristo en estas personas.

- O sea, que va a ser un pregón muy actual.

- Yo creo que es clásico en las formas, pero abordando temas actuales. Y, luego, yo quiero que la gente lo vea cercano, porque en ocasiones van a conocer a las personas de las que hablo, de forma que aunque me refiera a una imagen, verán que se ha hecho viva en alguien.

- ¿Se ha quedado Dos Hermanas ya para siempre en su corazón?


- Sí. Y en el pregón saco lo que yo llevo de Dos Hermanas. Claro, es que no conozco otra cosa porque yo en Tomares llevo cinco meses frente a los once años en Dos Hermanas. Es algo que se verá en el pregón.

FRANCISCO GIL / REDACCIÓN
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